El mejor consejo que me han dado jamás

Ya lo sé. El mejor consejo de toda mi vida. ¿Contundente, no? El mejor… ¿de cuántos? Tengo 43 años. Así que calculo que me habrán dado unos cuantos miles.

Un consejo para mí es un aprendizaje. Un aprendizaje que ha tenido la persona que lo comparte, ya sea alguien de mi entorno (mi madre, un mentor o un colega), o bien de alguien que no conozco personalmente y que aparece en un libro, en un vídeo o en un programa de televisión.

Yo aquí te tengo uno para ti. El consejo que más y mejor impacto ha tenido en mi vida.
Vamos allá.

Hace años mi “obsesión” era la felicidad. Cómo ser feliz. Hasta tenía un blog que se llamaba “Hppnss” (happiness).

Con el tiempo me di cuenta que perseguir la felicidad no tiene mucho sentido. De la misma manera que no tiene mucho sentido intentar cambiar el mundo o cambiar a las personas.

¿Qué tiene que ver cambiar el mundo con perseguir la felicidad?

No son acciones, algo que haces, sino que, tanto el cambio como la felicidad, son resultados. Son resultados de cuando haces las cosas bien, y así la felicidad o el cambio se pueden manifestar en tu vida.

Podemos derrochar mucho tiempo persiguiendo las cosas del mundo exterior, pero la realidad es que no tenemos el poder de cambiarlas.

Entiéndeme bien, no digo que tus acciones no sean significativas para producir un cambio en el mundo. Sin duda Le Cool Magazine y todo nuestro proyecto pretende formar parte de ese cambio. Pero la realidad, para mí, es que el cambio ya se está produciendo. Y la felicidad está a un paso de nosotros.

Un paso para ser feliz por siempre

Hace un par de meses me di cuenta que estaba deprimido. Soy una persona muy positiva. Hay estudios que indican que hasta un 50% de tu capacidad de ser feliz es genética -no me lo creo del todo pero sí siento que me tocó una genética con buena capacidad de ser positivo y ver las cosas en su mejor versión.

Eso, me sentía depre. Incluso creo que era algo que venía desde hacía meses, quizás incluso varios años. ¿Y qué me pasaba?

Pues me costaba ver las cosas buenas y me enfocaba en las cosas negativas. Ya sabes, ¿ves el vaso medio lleno o medio vacío? Pues vacío, tío, vacío…

Había que cambiarlo, así no se puede vivir. Con un mundo tan espectacular, con tantas personas especiales y hermosas, no puede uno ir por allí viendo las cosas chungas.

Así que me puse manos a la obra.

Como cualquier persona obsesionada con el aprendizaje, me dirigí al gran maestro de las respuestas a todas las preguntas de la vida. Google.

Una simple búsqueda: “Libros para leer cuando estás deprimido” (lo busqué en inglés) me llevó a una lista entera donde se recomendaba este título:

sentirse_bien

Sentirse bien por David D. Burns.

Lo compré. Y horas después, leía: “A lo mejor ahora piensas que quizás estás deprimido o quizás no. Y si lo estás, ¿qué nivel de depresión tienes?”

Pues sí, tenía dudas, la verdad. Así que procedí a hacer el test: Burn’s Depression Test.

Y efectivamente salí con una depresión severa. Vaya… Y yo que no estaba para tomar pastillas ni hostias. Solamente quería una vida tranquila. ¿Y ahora qué?

Y aquí, querido buscador-de-consejos-que-cambian-la-vida, entra la magia.

Años de terapia, miles de conversaciones, libros y más libros, y nunca me había quedado tan claro. Sabes que la magia está en:

Controlar lo que piensas.

Lo voy a decir de nuevo: para quitarte de encima el mal rollo, la frustración, la negatividad tienes que hacer una sola cosa:

Controlar lo que piensas.

Los pensamientos generan nuestras emociones y una vez que un pensamiento se ha convertido en emoción, pues nos lo creemos como si fuera la verdad.

Pero no es así.

Los pensamientos son esa voz interior que muchas veces llega a conclusiones, juzga, lo ve todo blanco y negro… Es como tener a otra persona dentro que ve lo más negativo y jodido del mundo. Que se alimenta de la preocupación que a su vez se alimenta del miedo.

“Nunca me va a funcionar”

“No me lo merezco”

“Siempre me pasa a mi”

“Saldrá mal, lo sé…”

Pero, ¿qué hay del otro lado del miedo? Nada. Simplemente la nada. La vida sigue igual. Nunca es tan alarmante como nos lo pinta la voz interior.

El miedo (que viene del cerebro reptil -en serio se llama así y todavía lo tenemos) nos ayudaba en la época de las cavernas a sobrevivir a ataques de animales y a otros peligros reales.

Volvamos.

El pensamiento genera las emociones y al atender lo que pensamos pasa una cosa maravillosa: podemos estar contentos con lo que hay (que es lo ÚNICO que hay) de forma inmediata.

Dicho en otra manera: controla lo que piensas y sé un hombre contento para siempre.

Ahora, controlar lo que pensamos requiere un trabajito. Primero, has de tomar conciencia de lo que piensas. Luego, contrastar ese pensamiento con la realidad. O sea no dejar que vaya por allí como si fuera la verdad, sino decirle “oye pensamiento negativo, esto simplemente no es verdad. No es verdad que siempre es así, o no es verdad que nunca me sale bien o no me van a coger a mi.

Hay que romper con los juicios, con lo que el libro y su autor David D. Burns llama Distorsiones Cognitivas.

Aquí van tres distorsiones que me parecen muy comunes.

Filtro mental:
Cuando, en vez de ver la foto global, se elige un detalle negativo, y se fija exclusivamente en él. Es ponerse un par de gafas con cristales especiales que no dejan pasar nada que sea positivo.

Descalificar lo positivo:
Una ilusión mental incluso más espectacular es la persistente tendencia que tienen algunos individuos a transformar las experiencias neutras o incluso positivas en negativas.

Saltar a conclusiones:
La famosa “lectura de pensamientos”. Supones que los demás te desprecian y estás tan convencido que ni siquiera te tomas la molestia de comprobarlo.

Hay diez de estas distorsiones cognitivas, aquí tienes un listado online, y vale la pena que le eches un vistazo- solamente tomar conciencia de ellas es un paso muy importante.

Puse en práctica los consejos: apunté mis pensamientos negativos, identifiqué la distorsión de cada uno y, sobre todo no me callé. Dije: “oye, no es verdad eso que piensas, la realidad es que…”. Y empecé a decirle a mis propios pensamientos que efectivamente la realidad era diferente a lo que ellos proponían.

Dos días más tarde volví a hacer el test y mi depresión habría bajado a un nivel “normal”. ¡Solo dos días después de poner en práctica tres pasos realmente sencillos! Solo tenía que darme cuenta de cómo transcurrían mis pensamientos.

LOS PASOS
Te dejo una versión simplificada de cómo puedes seguir estos pasos para empezar a sacar la negatividad de tu vida. Te quedarás sorprendido de cuántos juicios emites al día.

¿El mejor consejo de mi vida entonces?

1. Observa lo que piensas.
No dejes que la voz interior siga filtrando el mundo por el canal de los juicios. Ve y acepta al mundo tal como es. Y date cuenta de que todo está bien. Que aunque te gustaría que fuera diferente, ese pensamiento, esa voz interior, no hace sino estorbar, y no te ayuda a vivir tranquilamente.

2. No te quedes callado.
Cuando tu voz interior empieza a juzgar, a sacar conclusiones, a pintar las cosas negativamente, no te quedes callado. Háblale. Dile: “No es la verdad lo que dices. Estás hablando como si fuera la realidad, pero la realidad es _______”.

Ojo, quiero destacar que no se trata de dejar de hacer, ni de intentar mejorar, evolucionar, cambiar las cosas que deseas cambiar. Se trata de aceptar, desde un lugar tranquilo, cómo es el mundo y cómo son las cosas. Sin frustración. Tomar  conciencia, estar atento, presente. Y, poco a poco, ir haciendo cosas para mejorar. Pero sin dejar que el veneno de los pensamientos distorsionados fastidien lo que realmente es una vida perfecta: una vida tal como está destinada a ser.

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