Fixion, by Trentemøller

«I am the rock
She is the sea
Shaping each other’s forms».
River in me, «Fixion», Trentemøller.

Podríamos decir que Trentemøller siempre fue santo de nuestra devoción, no mentiríamos. Pero también que sabemos exactamente lo que nos gusta, y lo que no. Acaba de salir el último álbum del artista danés: «Fixion», editado en ‘In My Room’. Canciones como River in me nos avanzaban en forma de single de presentación lo que venía. En ella encontramos a la vocalista de «Sauvages» (el danés adora su trabajo), Jehnny Beth, rematando un tema excepcional en letra, cadencia y pegada de esta historia de amor entre dos mujeres. En esta canción el mismo Anders -Trentemøller- deja cualquier puerta abierta a significados, referencias al número sobre el que se sostiene la línea de bajo potente o el golpe de batería, las metáforas que por ella pululan. Fixion, cómo no, hace referencia a la ficción que supone la música para él: un universo tétrico, sombrío y, pese a todo, luminoso a través del beat y las atmósferas que crea. Texturas que parecen algo sencillo de trazar pero que en la segunda toma -de contacto- adquieren el velo de lo intrincado. Reflexionado, este disco contiene piezas memorables como Circuits -contundente ritmo- o Complicated, tan solo por citar algunos de los doce temas -podríamos seguir-. Para este disco ha contado con menos colaboradores para ofrecer una voz más singular: Marie Fisher y Lisbet Fritze, además de la ya citada Beth. Cuarto álbum, pieza de coleccionista con cortes que tienen mucho de épico con ‘poco’ -sintetizadores leves, armonía fílmica, pasajes pop-, la aparente y tan ansiada sencillez. Lo esencial, música que se posiciona desde la primera escucha como una de tus bandas sonoras vitales favoritas.

Nos gusta lo que oímos y va ganándonos, en profundidad, escucha tras escucha, track tras track.

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