Sueños y secretos de… Brunetto

Bruno Garca es uno de esos profesionales hiperactivos de la música. Es dj, representante, periodista musical, productor… vamos, que toca todos los palos, prueba aquí y allá y siempre está dispuesto a nuevas aventuras creativas. Bruno Garca también es Brunetto, un artista ecléctico (o “ecléctrico”, como él dice) con tres discos en el mercado y un cuarto en camino. Con Bruno Garca, Brunetto y todas sus otras facetas hablamos hoy.

Músico, dj, representante, periodista musical… ¿me dejo algo?
Seguramente. Lo que citas es lo que me mantiene ahora mismo más entretenido, pero también he pasado mi época dibujando o ilustrando, diseñado ropa, federado como jugador de fútbol y atletismo, etc. Cierto es también que uno va teniendo una edad, así que una vez trasladado a Barcelona (hacia octubre de 2006) decidí centrarme de una vez tanto en lo laboral como en lo personal. Y ya ves, aun con esas disparo a todo lo que se menea.

¿A qué edad supiste que querías dedicarte a la música? ¿Cómo fueron tus inicios?
El gusanillo me picó un verano de finales de los 80 en la playa de la Antilla. Yo era el típico tío medio-introvertido que andaba solo de un sitio para otro como Orzowei. Yo y mi bicicleta Rabasa. Me enchufaba los walkman y escuchaba la radio mientras peladeaba. A lo Forrest Gump, pegué un frenazo en seco, me di media vuelta y me dirigí a la emisora de radio de allí. Propuse presentar un programa de radio, me probaron y de ahí nació “Hablando de Ritmo” en Antena Joven. Por aquel entonces era muy fan del rap y el new jack swing y me dedicaba a ir rapeando por las discotecas. Cuando ya me metí de pleno con los platos fue nada más arrancar los 90. Y la producción llegó años más tarde, cuando cayó en mis manos un Roland SP-808, con el que sampleaba y creaba beats a diestro y siniestro. También del 1998 al 2000 estuve en una banda llamada Bockors, hacíamos rock-metalero mezclado con electrónica, beats y hip hop.

Para los inexpertos en música electrónica, ¿cómo definirías el sonido de Brunetto?
Ahora mismo te diría que ecléctico y me iría de rositas. He mamado y disfrutado de tantos estilos a lo largo de mi vida que la electrónica es un mero reactivo para unirlos según me lo pide el cuerpo. En mi “eclectrónica” no faltarían jamás unos buenos ritmos, atmósferas peliculeras y pinceladas de rock, synthpop o hip hop. En su momento me sedujo mucho expresarme a través de trip hop o IDM, se puede decir que ahora me he humanizado de otro modo. Me siento más atraído por una sonoridad más analógica. Creo que no es un error reinventarse con los años según te lo sugiera la mente, el estado de ánimo, no por ello vas a ser un farfollas que ha perdido el norte. Lo que si siempre digo y diré es que uno no componga jamás música fijándose en quienes petan las listas de éxitos.

El que será tu cuarto álbum, Sheroine, está previsto para abril. ¿Qué nos encontraremos en este nuevo trabajo?
Un poco de todo lo que ya hemos hablado. Honestidad, restos de los 90, bases quebradas, algún MC soltando versos por acá, un tema con deje rockero -quasi gótico- por allá, mucho cariño, atmósferas sinuosas, algo de baile, pop ambiental, canciones, etc. Ya que vengo de estudiar artes, cada vez que me encierro en el estudio a componer me imagino todas las herramientas que tengo a mi alcance como una paleta repleta de colores, colores intactos, el secuenciador sería el lienzo en este caso. Aunque el negro siga siendo mi color preferido para vestir, a la hora de “musicar” mi Pantone lleva por nombre “infinito”.

Si no me equivoco, el álbum, como bien dice el título, es un homenaje a las heroínas de cómic. ¿Cómo se materializa ese tributo? ¿Por qué has elegido este tema?
Mi obsesión de pequeño, además de coleccionar cintas de cassette con megamixes, era la de amontonar cómics. Las heroínas de los cómics, como las de la vida real, solían quedar siempre desgraciadamente en un segundo plano. Recuerdo que las primeras que me sedujeron lo suyo fueron Xena y Red Sonja. Me encantaba esa doble moral entre lo sensual y lo violento. De hecho, es así como podría describirse mi manera de embestir las canciones: melodías penetrantes que luego se ven cortadas con un tajo de silencio o sub-graves. Otro efecto que personalmente pienso que genera mi música es el narcótico. La idea de titular el álbum como “Sheroine” viene de fundir las palabras “she” y “heroine”, tanto por lo de las chicas de armas tomar como por el derivado de la morfina, aunque éste último se escriba en inglés sin la “e” final.

Como representante de artistas, ¿cuál es tu criterio para apostar por alguien?
Mi fuerte es la comunicación y la prensa. Es ese granito de arena el que todos los artistas pretenden que les aporte. A la hora de representar a un artista -en este caso te hablo como gerente de Freelastica, mi propia agencia- me fijo mucho primero en su forma de inyectar personalidad a lo que hace. Repito, una buena banda no es aquella que se dedica a calcar los éxitos de otros, cuando hacen esto o lo hacen mal o llegan tarde a las listas copadas ya por otras movidas. Toca nombrar por ejemplo a gente como Trentemoller, Burial o The Suicide of Western Culture. Si no me equivoco los tres casos fueron sorpresas inesperadas en su momento: de la nada a los oídos y boca de todos. Eso me pone palotísimo. Son auténticos. Miro eso antes que el bolsillo. Otro caso muy curioso es Ojete Calor: me propuse trabajar para ellos como un reto personal. En los tiempos tan grises que corren toparse con gente tan desenfada pero a la vez tan llena de cultura y talento en las letras como son ellos no es fácil. Hacer “subnopop” y no morir en el intento no está al alcance de todos.

Has sido dj en innumerables clubs y festivales como el mismísimo Sónar. Cuando te pones a pinchar, ¿qué es para ti lo más importante?
Lo más importante es siempre saber transmitir tus gustos según la sala, el evento o el horario en el que te toca actuar. Siempre levantando la cabeza y dándote cuenta del tipo de público que tienes delante. Al fin y al cabo, son ellos los que pagan para verte. El buen DJ es el que, sin poner el culo, es capaz de adaptarse a todo eso.

¿Cómo anda de salud el panorama de la música electrónica en Barcelona?
Yo estoy encantado con él, con lo que se cuece y con su gente. Siempre he dicho que cuando una disciplina artística pasa por momentos complicados en cuanto a lo económico ésta se hace más fuerte creativamente hablando. Escapé de Sevilla precisamente para relacionarme cara a cara con esta escena catalana llena de nombres tan interesantes como bRUNA, Wooky, Balago, Talabot, TSOWC, Boreals, Lagreca, Lasers, Dr Res, BeGun, Undo, Nev.Era, XTRNGR, Pulshar, Usmev, Cauto, Sunny Graves… y ya que estábamos con esto hace un rato, sin olvidarme de grandes gurús de los platos como Ángel Molina, Amable, Coco, Deckard o Fra.

¿Nos cuentas un sueño?
Zzzzzzz…

Jaja, vale… ¿y un secreto?
De jovenzuelo, que aunque parezca mentira tenía melenas, me iba a las discotecas vestido en plan Milli Vanilli (junto a mi buen amigo Alberto), pantalones vaqueros rotos y pañuelito en la cabeza incluidos. El DJ de la sala ya nos tenía “calaos” y no tardaba mucho en pincharnos el “Girl, You Know it’s True” o el “Baby Don’t Forget My Number”. Vaya bailes nos pegábamos. Tanto me lo creí que me presenté a un concurso de baile de Andalucía y quedé segundo.

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