Uno de los festivales más originales del panorama local, el “Primera Persona”, está a la vuelta de la esquina. Escritores, músicos y, en general, personajes con algo interesante que decir se unen en este grito en pos de las historias personales surgido de las mentes de dos bestias culturales como son Miqui Otero y Kiko Amat. Ambos escritores, fanáticos de la música y enamorados de las buenas historias, nos explican los entresijos de su criatura.
¿Cómo empezó a gestarse el Primera Persona?
(Kiko) Tenía la propuesta por parte de Iván de la Nuez de hacer un festival en el CCCB, uno cualquiera, en plan barra libre. Pensé en hacer uno de cosas no “internetianas”, pero luego vi que me saldría un festival de alfarería y de cosas folk que tampoco me interesaba. También pensé que hacerlo solo sería muy aburrido, así que se me ocurrió llamar a Miqui, que es una dinamo de ideas. Juntos empezamos a hablar sobre el tema y creo que fue él quien pensó en el concepto de la “primera persona”. A Iván de la Nuez le echaron al cabo de una semana, espero que no por culpa del Primera Persona, pero el festival se quedó. Fue un milagro: una semana más y no sale. De la Nuez se aseguró de dejarlo todo cerrado. Al cabo de dos años volvió al festival como invitado, con todos los honores, y en cierto modo saldamos así una deuda con él.
En el cartel se intercalan músicos, escritores y hasta políticos (este año viene David Fernández de las CUP)
Esto último es casual. David Fernández nos importaba por las historias de militancia que puede aportar más que por su rol como político. La militancia tiene siempre una parte muy teórica y lo que queremos es saber cosas prácticas, como por ejemplo cuál fue su primera manifestación. Al fin y al cabo este festival va de explicar historias, incluso ridículas, porque nos interesa la parte más personal. Piensa que el activismo no suele tender a explicar los fracasos, y nos parecía muy guay que se explicaran también fiascos asociados a ser un poco “Quijote”. Además, David Fernández, aparte de ser político, también escribe muy bien y es un tío que cuando opina no da vergüenza. Y que somos fans, está claro.
¿Qué debe tener un personaje para que queráis invitarlo al Primera Persona?
El paso primero es que nos guste mucho. Cuando hemos traído a alguien sólo porque nos parecía que tenía que estar, ha acabado siendo anecdótico. Primera Persona es un festival de fans y hecho por fans, y desde luego en esta edición un alarmante 99%… qué digo, un 100% de los invitados viene por nuestro fanatismo personal. Eso sí, intentamos mezclar fenómenos que puedan traer más gente con otros que son directamente nuestro capricho. En todo caso, es imposible contentar a todo el mundo: pasa como con los libros y las canciones: si intentas hacer un himno que guste a todos, no gustará a nadie. Lo que tienes que hacer es hablar de lo que a ti te interesa y de lo que sabes, y eso lo aplicamos a la misma selección de invitados.
¿Por qué Primera Persona?
Antes siempre se decía que la primera persona no era lícita en periodismo, columnismo, etc. Eso, para mí (Kiko), es una cruzada personal: por personalidad, casi por patología, nunca lo he aceptado. Mis lecturas han sido siempre de gente que hablaba de su experiencia muy particular y que lo sabía hacer bien: no era un vómito imbécil, sino algo hecho con cuidado y transmitiendo la misma emoción que uno había recibido en el momento de, por ejemplo, escuchar un disco. Primera Persona es de algún modo el culmen de todo esto. (Miqui) Mi caso, quizá porque soy nueve años más joven, es algo distinto. Camuflo un poco más la primera persona, soy más púdico en ello, tal vez por mi experiencia en fanzines: he crecido con un montón de patanes explicando sus problemas de disfunción urinaria o sus tajas absurdas en el Apolo.
Quizá por este concepto de la primera persona cada actuación se ve muy libre, muy personal. ¿Les dais alguna directriz?
Eso nos comporta incontables beneficios emocionales y espirituales, pero es un mareo. La tarea de nuestros equivalentes en el resto de festivales se acaba en el momento en que se hace la contratación… y en nuestro caso es entonces cuando empieza. Hay que montar el show, hacer que no sea una maldita mesa redonda de tíos pesados con micrófonos… y en ese sentido se cuadriplica el esfuerzo.
¿Pero la idea de cada actuación parte de vosotros?
La preparación es un poco a medias, parte de un diálogo: les damos ideas, vemos si es factible o no, etc. A Jonathan Ames, por ejemplo, le propusimos hacer un castell. Nos habría encantado, y él también quiso, se “engoriló” con la idea, pero obviamente hubo miedo en el CCCB de que, directamente, se matara, así que no pudo ser. Él es un claro ejemplo de lo que es el festival: a casi todos los invitados hay que buscarles la primera persona de algún modo, pero a él no: él es el epítome de la primera persona. Es impúdico, se ridiculiza a sí mismo y se pone en una posición de debilidad y dolor constantemente, todo desde el humor. Tiene una frase que lo resume muy bien: “debería perseguirme a mí mismo por difamación y plagio”.
¿Es posible que este año haya más músicos que escritores?
(Miqui) Sí, es cierto. Quizá porque en otros años nos hemos dado cuenta de que, llegada cierta hora, la gente no estaba como para escuchar según qué historias, así que hemos buscado que cada día haya un gran final musical. Y luego hay una obsesión personal, muy en la línea de lo que escribimos nosotros, de aproximar la literatura a lo excitante, y la música pop nos parece la mejor manera de hacerlo. El pop no es sólo gente diciendo “she loves you”, permite explicar historias con sus canciones, encapsular ideas muy profundas en artefactos muy simples. (Kiko) Aparte, Miqui siempre dice que “el humor es la única forma de inteligencia carente de petulancia”, y esa es una frase muy acertada que también se puede aplicar al pop. Y si es bailable, ya ni te cuento: ¿quién puede ser pretencioso bailando?
Centrándonos en la literatura, ¿cómo veis Barcelona de salud literaria? ¿Hay jóvenes promesas?
(Miqui) Existe la idea equivocada de que ahora, como hay muchas editoriales indies, salen un montón de nuevos escritores, cuando no es así. Estas editoriales tienen muy poco margen de error: si la palman en cuatro libros, chapan. Me encantaría que saliera más gente interesante, de hecho es una búsqueda continua. (Kiko) A mí, a título personal, de los últimos años y gente de la ciudad, me interesan cuatro autores, sin contar los que estamos en esta mesa. Uno de ellos es más viejo que yo y el resto no son particularmente jóvenes. En todo caso, no es cosa mía juzgar la salud literaria en general, sólo lo que a mí me gusta. Y, de mi “equipo”, no hay casi nadie que me interese.
Me temo que las entrevistas de Le Cool siempre acaban preguntando por un sueño y un secreto, así que…
(Miqui) ¿No nos lo podemos saltar? (Kiko) Yo siempre sueño con muertos, con todos los que he visto, que no son tantos, pero los hay. Y hablo con ellos y tal. Todo mi pasado está constantemente en mi cabeza. Y en cuanto a secretos, pues no es ningún secreto, pero ayer me cagué en la cama. Tenía una gastroenteritis que me pegaron mis hijos. La escena de Trainspotting, sin las drogas, se replicó en el lecho conyugal. Nunca me había pasado, tiene un punto de tocar fondo. (Miqui) Yo el otro día soñé que salía cerveza de las fuentes públicas y la gente de repente dejaba de ser tan mezquina. Tampoco era una panacea hippie con la gente abrazándose, pero en general eran todos menos mezquinos. En cuanto a secretos, siempre rondan alrededor de no saber dónde estoy: el otro día vinieron a entrevistarme a casa y cuando les quise mostrar la salida me equivoqué de puerta. Me preguntaron si me acababa de mudar… pero llevo allí tres años.
Entrevista por Samuel Valiente