Su música está teñida de sobretonos, desde el country al jazz, pero es difícil de precisar con exactitud el género; por encima de todo, la magnífica voz de barítono. Richard Hawley explota ese fantástico reino con sus creaciones y explora los estados de ánimo con absoluta exquisitez. Etiqueta los desarrollos como si fueran para un público culto y selecto. Con cada nuevo disco, la audiencia de Hawley crece; aquellos que se lo perdieron no deberían descuidar este nuevo encuentro. Cierra los ojos y estarás viendo al propio Scott Walker: canciones otoñales, cargadas de contrastes. Hollow Meadows nos devuelve a uno de los mejores crooners de la actualidad, conmovedor, con una voz que transpira autenticidad en cada tema que interpreta. La melancolía está presente en cada uno de los cortes del disco, dotado de una inusual belleza. El álbum ha sido grabado en los estudios Yellow Arch Studios y está coproducido por los compañeros de banda: los guitarristas Shez Sheridan y Colin Elliot. Cuenta además con apariciones de Martin Simpson, Jarvis Cocker y Nancy Kerr. Hawley ha superado los problemas de salud, el octavo álbum está servido: elegancia a raudales. Me atrevo a dictar sentencia: magníficas y gloriosas melodías. / Por Juan Carlos Portero.
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