Vivo con la idea recurrente de que mi madre va a morir en cualquier momento y sin previo aviso y de que, llegado el día, no tendré con qué vestirla. Hacia su apariencia enfoco mi atención (y desvío mi pánico): sé que nada de lo que le ponga le hará justicia, pero ella ya no estará allí para llevarme la contraria o para protestar. Estará a otra cosa. No estará ella, estará una cosa; un cuerpo con el que me relacionaré de otra manera y al que le podré hacer un montón de virguerías, lo que no se le hace a una madre cuando está viva: retorcerla, estrujarla, olisquearla, cosquillas, pellizcos. Pero a una madre muerta sí se le podría hacer, ¿no? Muerta no se queja.
Nada como las palabras de Verónica Navas (Barcelona, 1986) a modo introductorio de “Hasta agotar existencias (Ensayando para que la muerte de mi madre no me pille desprevenida)”. La pieza, que cuenta también con la dirección de la propia Navas, se trata de un interesante monólogo en el que la autora interpela al público a lo largo de un conglomerado de recuerdos familiares con un delicioso sentido del humor y con una marcada perspectiva de género. “Hasta agotar existencias” está incluido en el ciclo multidisciplinar Nuevas Escenas en La Pedrera 2017. Échale un vistazo a la programación completa… ¡y allí nos vemos!