“Todo arte está sujeto a manipulación política, salvo aquel que habla el lenguaje de la manipulación misma”.

Laibach

Esa es la premisa de Laibach, un grupo formado en los años 80 en Trbovlje, un pueblo minero de Eslovenia y captado hace años por el prestigioso sello británico Mute Records (Depeche Mode, New Order, Nick Cave). Después de cuatro décadas de provocación, troleo político y una ironía musical insaciable, el grupo formado hoy por Dejan Knez, Milan Fras, Ervin Markošek e Ivan (Jani) Novakes es, sin duda, uno de los más polémicos del siglo XXI. Reconocidos pioneros de la música industrial, electrónica y experimental, han inspirado a grupos internacionalmente reconocidos como Rammstein, además de ser unos activistas culturales muy importantes en Slovenia, máximos representantes del Neue Slowenische Kunt (Nuevo arte eslovena) y protagonistas de la eclosión cultural de la Yugoslavia de los años ochenta.

A primera vista, la obra de Laibach es controvertida, políticamente incorrecta y puede parecer apologizar a ideologías fascistas mediante el uso de una estética y una simbología similar. Pero con el trabajo de Laibach no hay que quedarse con la primera lectura. Más allá de las apariencias y como bien lo expresan sus miembros “[Son] tan fascistas como Hitler fue pintor”. Sus técnicas creativas son la encarnación misma de la ironía pura y de una crítica política ardua, eso sí, usando los mismos métodos de manipulación política. Famosos por versionar hits comerciales subvirtiendo el mensaje original o la intención de la canción, publicaron una versión de “Life is Life” de Opus (incluyéndola en un disco titulado Opus Dei) dándole toques de himno militar, y utilizaron la ambigüedad de las letras de “One vision” de Queen dando otro sentido a las palabras “One race, one hope, one real decision”. También pasaron por sus manos temas de los Rollings, de los Beattles, himnos nacionales y hasta “El Arte de la Fuga” de Bach.

En 2015, Laibach fue el primer grupo occidental en poder tocar en Corea del Norte, una epopeya bien resumida en el documental “Liberation Day” que se presentó recientemente en el festival In-Edit. Podía parecer una broma, pero viniendo de Laibach, nada es casualidad.

El trabajo de Laibach no es sólo provocación, es una verdadera declaración de intenciones, una crítica de las democracias actuales, de un nuevo tipo de fascismo con un aspecto más “disfrazado”, de las mentiras de los políticos, de los problemas de la sociedad y del mundo actual. Su técnica es apagar fuego con gasolina, y usar la provocación como un balcón para escupir a lo establecido. Puede gustar o no, pero el recorrido de este grupo vale la pena ser conocido. Después de casi diez años de espera, el grupo vuelve a la ciudad condal para un nuevo concierto en la Sala 2 del Razzmatazz. ¡Un show asegurado!

Por: Astrid Jacomme

Precios: 27€ anticipada, 30€ en taquilla

Hora: A las 21:30h

Lugar: Razzmatazz, C/ Pamplona, 88