¿Podría Frank Sinatra ser tu abuelo? Claro que sí. ¿Podemos llamar “zombis” a unas pequeñas flores amarillas? Por supuesto. ¿”Autopistas” a los vientos, “coño” a la lámpara, “mar” a una piscina, “voraces depredadores” a los gatos? Sí, sí, sí. Porque el lenguaje no deja de ser una convención ideada para mediar entre el cerebro y las cosas, aunque manipularlo implique cambiar nuestra percepción de la realidad. Esta manipulación es la que intenta el padre de la película Canino, que mantiene a sus hijos recluidos desde su nacimiento en un chalé, convencido de la maldad que campa extramuros. Los eternamente infantilizados adolescentes pasan los días ideando juegos que exploran los límites del cuerpo, su única pertenencia. El planteamiento es original, pero ¿por qué es tan interesante esta obra? Tal vez por su multiplicidad de lecturas, por su ambigüedad, su mutabilidad de un visionado a otro. ¿Es la familia una lupa perversa que impide escapar de la miopía, o un foco necesario para diferenciar los objetos? El mismo lenguaje, ¿abrillanta u oscurece la realidad? También admite, claro, lecturas sociopolíticas (la permanencia de los hijos en el hogar paterno hasta la treintena, la catastrófica actuación de los gobiernos ante la crisis económica, negando la evidencia). Y muchas otras que no tenemos espacio para formular.
Eso sí, déjenme hacer una última pregunta: ¿Cómo una película puede condensar la historia de la filosofía (desde Platón hasta Wittgenstein, pasando por Rousseau) y ser a la vez tan arrolladoramente divertida?
Por: lecool-admin
Precios: 4€
Hora: Sáb. y mar. a las 19:30h
Lugar: Filmoteca de Catalunya, Plaça Salvador Seguí, 1 9
We have detected that you are using extensions to block ads. Please support us by disabling these ads blocker.