No tengo problemas en confesar que la danza no es para mí solamente una experiencia estética sino incluso erótica (en caso que convengamos en separar al erotismo de lo que es una experiencia estética). Es un poco como el rock, o últimamente la música clásica: donde aquella pianista te puede “gustar” mucho, pero por ello no dejas de apreciar su talento y la composición musical. En el caso de la danza, la relación cuerpo-arte es mucho más explícita, por lo que las posibilidades de sentir muchas cosas juntas es mayor (no se me escapa el butoh y otras manifestaciones expresionistas que afectan a la sensibilidad en una dirección opuesta al erotismo clásico).
Ahora, Choreoscope pone el dedo en la llaga y en el evento XXXPlicit Dance propone un grupo de películas donde la pornografía forma parte de la danza. Y ahí la curiosidad me carcome, porque la primera y única vez que vi una peli porno, por allá en la preadolescencia casi vomito (tuve que disimular con mis amigos, por eso no consumé el acto). ¿Podré soportar en esta ocasión? ¿Me gustará o volveré a hacer el ridículo para mis adentros? Pues esta noche lo sabré.
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