Adults in the room
Hace algo más de cuatro años, el tres de julio de 2015, registrábamos desde aquí una propuesta no demasiado lúdica: la vigilia en apoyo a los ciudadanos griegos que se debatían entre la sumisión absoluta a sus acreedores o el Grexit. Desde la empatía, pero también desde el recuerdo cercano de un rescate en nuestras propias carnes, vivimos momentos largos, de tensión, de seguimiento a veces atónito, a una propuesta de gobierno que podía cambiar el poder relativo de los actores europeos. Confluyeron todos los ingredientes para la mejor serie política de la historia excepto porque en este caso las consecuencias de la trama afectaban a ciudadanos reales que llevaban años redefiniendo el concepto de crisis con un significante cada vez peor. Hubo muchas voces pronunciándose a la vez. Joseph Stiglitz, Nobel de Economía, calificaba en la BBC de indignantes las condiciones impuestas a Grecia. En España el escritor Isaac Rosa afirmaba, quizá porque necesitaba convencerse de ello, que los ciudadanos griegos estaban ya muy por encima del miedo al tiempo que un nuevo estudio concluía que las medidas de austeridad financiera en Grecia habían llevado a un aumento del 35 % en las tasas de suicidio en poco menos de 2 años. Asesores y analistas hacían responsable a la propia Unión del estado de la deuda.
En el centro de todo, Varoufakis y su equipo procuraba resistir mientras narraba sus propias crónicas de negociación: “La democracia no tuvo un buen día en la reunión de ayer del Eurogrupo. Pero tampoco las instituciones europeas. Luego de que se rechazara nuestra propuesta, el Presidente del Eurogrupo rompió con la convención de unanimidad emitiendo un comunicado sin mi consentimiento y llegó incluso a tomar la dudosa decisión de acordar una continuación de la reunión sin la presencia del ministro griego, ostensiblemente para discutir los próximos pasos.”
En estas crónicas publicadas por Varoufakis en sus memorias ha basado Costa Gavras Adults in the room, el relato de aquello que queda alejado de las cámaras y de los comunicados oficiales. Con un pulso narrativo impecable hasta el último minuto, que solo se pierde cuando la narración se aleja de la historia y barrunta en metáforas demasiado obvias, Gavras ahonda en las motivaciones reales que impidieron comportarse como adultos a cada uno de los líderes intervinientes en la negociación a la vez que expone la tragedia de un pueblo humillado doblemente, por la Unión Europea pero también por su propio presidente al no acatar los resultados de un referéndum convocado por él mismo. // By Ruth Patiño
