Lentejas Fest
Llevábamos semanas guardando distancias, teniendo atención lavándonos las manos, saludándonos con codos y pies, volviéndonos profesionales de capoeira. Algunos empezábamos a afinarnos en casa antes de que fuese oficial.
Veíamos a nuestros vecinos italianos, por lo que no tiene sentido que nos haya pillado “el toro”. No nos fustiguemos. Miremos hacia adelante unidos en esto de estar separados. Toca quedarse en casa.
Limpiando sobre limpio, reorganizando armarios y volviendo a desenfundar la guitarra. En contacto con los nuestros, vía fijo, dejando los datos al teletrabajo. Convirtamos este parón obligatorio en oportunidad. Dejar de sentirse culpables por no ser “hiperproductivos”. Aunque lo seamos, siendo cautos en casa. No yendo al pueblo a llevar bichitos a nuestros mayores. Apoyándonos entre vecinos (Whatsapp) por si necesitan algo. Momento de introspección. Reflexionar. Quiénes somos y por qué estamos aquí. Agradecer a los que están fuera batallando. Entender que no existen fronteras y vivimos otro momento de transición. Saldremos de esta reforzados y menos aletargados. El mundo contra un mismo enemigo. ¿Queriéndonos mejor?
Para no acabar pintándole una cara a mi naranja, con los míos hemos organizado una comida compartida por vídeo conferencia, donde elaboramos nuestras lentejas. Objetivo: desconectar juntos. Un plato muy común en épocas donde antepasados pasaron lo suyo. Igual que en otros países, hoy.
¿Y por qué estas legumbres? Simbolizan prosperidad. Reinas del invierno, de despensas, sanas y muy nuestras. Como nuestro buen humor. Demostremos que también es muy nuestro el ser responsable. Las elijo porque son fáciles de combinar con lo que ya tengamos por casa (no salgáis a por mas ingredientes, usad la imaginación).
Se pueden hacer mil versiones y combinarlas con alimentos de temporada que ayudan a nuestro sistema inmunológico a defenderse contra este enemigo común. Mi amiga Ester Leme, chef y nutricionista del restaurante Beam de Barcelona, aprovecha el parón con su familia. Hoy se une con un plato típico de Brasil. Arroz al horno con costillas de cerdo y lentejas. Con cebolla, puerros, ajo, azafrán, pimiento, apio y zanahoria. El truco está en cortar en brunoise y hacer un sofrito añadiéndole azafrán. Parecida a la receta de arroz al horno valenciano, pero en lugar de garbanzos se añaden lentejas.
Nos recuerda que esta legumbre es una gran fuente de hierro, magnesio, fósforo, zinc y, en menor cantidad, selenio y calcio. Aportan ácido fólico vitaminas del grupo B, C y E. Ayudan a reducir el colesterol, fortalecer el corazón y combatir la anemia.
Puede ser perfecta en ensalada, puré, hamburguesa vegana, al horno o a la antigua. Combinable con alimentos beneficiosos para defendernos como guerreros. Ensalada de lentejas: Aliñadas con cítricos como el limón, añadirle verde “que te quiero verde”, como espinacas que contienen vit C. Huevo, que contiene minerales esenciales, ácidos grasos y proteínas. Introducir alimentos fermentados. Queso o el kéfir, con bacterias vivas, fuente de probióticos. Frutos secos ricos en vitaminas A, B y E.
Para los “pucheros”, el sofrito. Ajo y cebolla que contienen un componente antibacteriano natural, nuestro oro líquido, el aceite de oliva y alimentos rojos como el tomate. Zanahoria, con vit A. Que no falten los antioxidantes. El brócoli, que destacaba en los estantes frente al papel higiénico… ¡Pues compradlo, porque merece la pena!
La receta de mi padre, gran cocinero, es hoy la más tradicional. Se une desde el pueblo, con unas buenas lentejas con chorizo.
Montse, del blog Roba Bruta Fem cuinetes lo hace con sus lentejas shakhuka de Kefta, huevos y lentejas. Un plato originario de Oriente Medio. Otros, en poke, en ensalada, desde Nueva Zelanda, una hamburguesa veggie.
¿Quién gana? Todos. Quedándonos en casa, el bicho perdió. Saldremos…
