Sueños y secretos de… Tomás Fuentes

Tomás Fuentes es a los programas de humor lo que la sal a la comida: no se le ve, pero… ¡cómo se nota cuando falta! Porque no abundan los guionistas como él: pasó por el mejor Buenafuente y ahora es pieza clave de La Competència, programa estrella de RAC1, cuyo éxito le llevó a recoger el Ondas el año pasado. Además, se mantiene activo en Youtube y es todo un capo en Twitter. Vamos, ¡que teníamos que charlar con Tomás Fuentes sí o sí!

Buenafuente, La Competència, tu blog, tu perfil de Twitter… todo en tu trabajo parece girar en torno al humor. ¿Qué te hizo querer dedicarte a hacer reír?
En este caso no soy muy original: en el cole era el típico graciosete. Quizá lo primero que hice fue en la época en que empezaban a poner ordenadores en clase. Nos instalaron el Publisher, y con ese programa me dio por hacer un periódico de cachondeo, con noticias inventadas de cosas del cole.

Avanzándote a El Mundo Today…
Sí, una especie de preámbulo de El Mundo Today, aunque sin gracia. El caso es que funcionó muy bien entre los compañeros y empecé a hacerlo una vez al mes. Hacía copias en la copistería de al lado de casa y las repartía. El público era muy agradecido. Aparte, ganaba el típico primer premio de Sant Jordi cada año, siempre con textos de comedia. Y, bueno, ya cuando me tocó hacer las prácticas, el que me las tenía que dar, sin conocerme, me las dio en El Terrat. Se ve que le habían hablado bien de mí.

Quienes siguen la Competència, que no son pocos, saben que uno de sus puntos fuertes son sus personajes. El Duque, el primo de Cádiz, Mohamed Jordi… ¿de dónde salen?
Surgen de mil maneras distintas. Hay una pequeña limitación de los Óscars, y es que ellos no son imitadores, tienen un número limitado de voces. Entonces se las van inventando sobre la marcha. Miquel Cirici, por ejemplo, nació como un francés, pero luego reaprovechamos la voz y ahora es catalán y tiene un primo, el primo de Cádiz, que nació a raíz de un viaje de Óscar Andreu a Cádiz, en el que le llamó la atención el tono de voz subido de por allí. Hasta un año después no caímos en la cuenta de que podía salir un personaje de esa anécdota. Otros personajes salen de la actualidad o del mismo medio: Charly Querol, por ejemplo, es el típico presentador de deportes. Incluso han salido de publicidad, como un sherpa que convertimos en personaje tras salir en un spot de Port Aventura. Aparte, los personajes evolucionan solos: al final es el personaje el que manda por sí mismo y no tanto el guionista.

Has pasado de la televisión a la radio. ¿Ha sido un cambio muy radical?
En mi caso fue muy fácil: pasé de trabajar con un equipo de más de cien personas a otro de cinco, en el que además todos eran colegas. Además, en la radio todo es más fácil: si necesitas hacer un gag con un perro basta con el sonido, no necesitas al perro en sí. Sólo hace falta un guión. Es curioso porque yo nunca había sido un gran consumidor de radio hasta ahora.

En este sentido, da la impresión de que los buenos programas de humor en televisión han ido desapareciendo o perdiendo calidad. ¿Estás de acuerdo?
Sí, puede ser. No sé a qué responde, pero siempre ha habido rachas. Recuerdo una época en que había cuatro lates: Buenafuente, Noche Hache, Dani Mateo en Paramount, Santi Millán en Uau!… y dos años después sólo quedaba uno. Hay oleadas, que no creo que dependan tanto del público como de los programadores. Creo que ahora vuelve un poco, pero hace dos años esto era un páramo: no estaba ni Buenafuente. Quizá sea también por el factor Internet.

A eso quería llegar. Es común verte en Youtube, en un aspecto quizá más amateur. ¿Cómo ves el panorama en este sentido?
Creo que, de aquí a poco, empezará a haber negocio de verdad. Ahora hay tres o cuatro personas ganándose bien la vida con Youtube, que son El Rubius y unos pocos más. Esta gente tiene un público adolescente o preadolescente, y se están forrando. Los de mi generación no consumimos Youtube de igual modo, pero eso sucederá, y entonces muchos podremos dar el salto de los medios tradicionales a Internet. Y es verdad que hay gente con mucho talento que está regalando su trabajo online, precisamente porque no hay trabajo. Un claro ejemplo son Venga Monjas, que te gustarán más o menos, pero que son unos genios sin hueco en televisión, donde todo sigue siendo más clásico. Internet permite ser más arriesgado. Luego está Haciendo la Mierda, que me flipan, Loulogio, que también hace cosas muy guays, El Grupo…creo que es cuestión de tiempo de que empieza a haber negocio de verdad.

También te dedicas a la docencia. En breve inicias un curso con Oriol de Balanzó. ¿En qué consiste?
Es un taller de radio de humor, y la diferencia con otros cursos que he hecho es que es eminentemente práctico. Se hace en un estudio de radio profesional, y la idea es que se aprenda a base de cagarla. En plan: haz un sketch, va. Y saldrá mal. Pero así se aprende. La hacemos con Taller de Ràdio, una escuela que lleva poco tiempo pero que cuenta con Basté, Xavi Bundó y otras personalidades del medio.

Lo tuyo es hacer reír a los demás, pero, ¿qué te hace reír a ti?
De todo, de las cosas más estúpidas. Los cómicos americanos, cuanto más cafres mejor. Pero luego puedo reírme con gags tontos de Haciendo la Mierda, por ejemplo, o de la cara que pone alguien… no soy muy sibarita. Pero bueno, aparte de lo que todo el mundo conoce yo recomendaría Poesía Completa, una web de textos de comedia muy finos. También International Podcast, Álvaro Carmona… y ya a nivel internacional hay un programa que se llama “Nathan for you”, que es un reality que en teoría te envía un tío a reflotar tu negocio pero, en realidad, es un cómico y te hace hacer cosas muy locas.

Hasta ahora te has dedicado a programas de entretenimiento y humor. ¿Te gustaría hacer algo de ficción?
Sí me gustaría, pero no en las condiciones actuales en España. Yo no haré una película para que luego el productor ejecutivo me lo cambie y luego esté dos semanas en cartelera. Y con series igual. Aparte, me gustan mucho los programas, la actualidad. Debo ser de los pocos guionistas que no sueñan con hacer una peli. Que sí, me gustaría, pero no me obsesiona.

¿Nos cuentas un sueño?
Cumplí uno en junio: ver a los Monty Python en directo. Aparte, sueño con seguir currando con programas que me gustan tanto durante muchos años. No tener la sensación de que he perdido mi lugar en la comedia.

¿Y un secreto?
Estuve en Buenafuente desde el primer día. Sólo estuve fuera durante tres meses, y coincidió con la época del Chiqui Chiqui. Me perdí el momento histórico del programa…

Foto: Guillermo Ruiz