Juan y Nando no tienen un duro, pero no por ello dejan de hacer cosas. Al contrario: estos dos directores y creadores están a tope. A sus cortos y su premiada webserie “Ventura Time“, se suma ahora “Searching for Meritxell”, su primera película: un absoluto delirio de humor incómodo con camos de lujo que se pondrá de largo este viernes en el Cine Low Cost ’14.
¿En qué momento dejáis de ser Juan y Nando para convertiros en Burnin’ Percebes?
Nos conocemos desde el colegio. Luego, en bachillerato, decidimos hacer un corto para el “treball de recerca”. Éramos muy fans de Venga Monjas, Muchachada Nui y La Hora Chanante, y por eso se nos ocurrió la idea. Además, nos permitía no tener que estudiar ni investigar demasiado.
¿Y el nombre?
Es una chorrada, en realidad. En clase siempre estábamos dibujando, y un día le dibujé a Juan un percebe ardiendo en el brazo. Otro día dibujé un predictor en llamas y al lado puse: “Burnin’ Predictor ha dicho que va a ser un percebe”. Y de ahí salió.
En la película, “Searching for Meritxell”, hay bastantes escenas perturbadoras, aunque una lo es especialmente. Ya sabéis cuál. Está claro que os gusta incomodar, pero… ¿por qué?
Porque al final acaba haciendo gracia. Te puedes reír con algo muy, muy incómodo, seguramente por el estado en el que te encuentras: estás violento y piensas “esto está durando demasiado”. También jugamos a eso para generar incomodidad, porque una situación concreta de un segundo igual no te afecta pero una escena muy larga y violenta, como la que comentas, sí. Es de algún modo distorsionar el chiste, que suele ser algo muy rápido. La idea es darle la vuelta. Por otra parte, nosotros mismos nos vemos a menudo en situaciones incómodas, que luego nos gusta comentar para partirnos el culo.
Situaciones incómodas. ¿Por ejemplo?
Suelen ser chorradas, como encontrarte con alguien por la calle con quien no sabes de qué hablar y se alarga demasiado la conversación, hasta el punto de que empiezas incluso a encontrarte mal. Aquello de: ¿cómo hemos llegado hasta aquí? Es lo mismo que plantea aquella escena de la peli.
Habéis hablado de los Venga Monjas, Muchachada… ¿qué otros referentes tenéis?
Algunos españoles, como Venga Monjas, La Hora Chanante, Miguel Noguera, Los Pioneros… ahora ha salido la serie nueva del Ignatius Farray, de la que somos muy fans, y a la vez somos muy fans de su raíz, que es la serie “Louie”. De extranjeros también somos muy fans de Richy Gervais, de las películas de Will Ferrell, los hermanos Farrelly…
Es obvio que perseguís el humor, pero: ¿buscáis también algún tipo de fondo?
Sí que lo buscamos, pero subconscientemente. Esta película, por ejemplo, fue bastante improvisada y, al final, el trasfondo se pierde un poco porque va evolucionando a su manera. Aunque sí que contamos una historia. Queremos contar cosas que la gente suele ver como normales, pero que nosotros vemos una especie de cosa rara en ellas que nos hace mucha gracia. Algunas situaciones cotidianas suelen pasar por alto, y a nosotros nos gusta fijarnos en “mierdecitas” que nos parecen muy extrañas. Tratamos de explicar las cosas que vivimos día a día, pero obviamente exagerándolas al máximo.
¿Os gusta la etiqueta “posthumor”?
Por una parte sirve para unir ciertos tipos de videos que te gusta ver, y así sabes a lo que vas. Quizás nos hace un favor, porque si lo llamamos solo comedia en general… la gente piensa en “Ocho apellidos vascos”, luego ve lo nuestro y piensa: ¿pero qué coño es esto? Así que la etiqueta de “posthumor” sirve para saber lo que vas a ver. Por otra parte, quizá llegamos un poco tarde: esto empezó con Venga Monjas, Noguera, Chanantes… y nosotros somos como la segunda oleada, en cierta manera.
¿Está consolidado, el posthumor?
Quizá, más que consolidado, es algo que surgió como un boom y que en el momento servía para hablar de algo, pero que ahora se está difuminando y, de hecho, ya no se habla tanto de ello. También porque la gente que formaba parte de él lo desmintió un poco: si tienes tu propio estilo no te gusta que te engloben en un subgénero tan concreto.
¿Qué implica hacer cine low-cost?
Tienes que ser consciente de lo que tienes y lo que no, y ser consecuente con ello. Por ejemplo, si ves un corto low-cost que pretende ser algo más, enseguida lo pillas, porque tiene carencias muy evidentes. Si, en cambio, sabes jugar con esas carencias, puedes generar algo guay. Tanto a nivel de guión como técnico. En todo caso, lo más básico para hacer cine low-cost es tener ganas de hacerlo más allá de que no tengas pasta. Y en realidad, cuando la gente habla de low-cost, se olvida de que también queremos ganar dinero. Quiero decir: no es que nos guste el low-cost, sino que lo vemos una manera de conseguir hacer cine con dinero en un futuro. El ejemplo más claro es Carlos Vermut: imagino que empezó haciendo pelis así porque no tenía medios, ahora le dieron algo más de presupuesto y le ha ido genial, y seguro que para la próxima le darán mucho más. El cine low-cost no creo que forme parte del estilo, sino que es una carta de presentación.
Álvaro Carmona montando en unicornio. ¿Por qué?
Es una historia muy larga. La idea en principio era que fuese un enano que hablaba conmigo en la repisa de la mesa, y poco a poco fuimos cambiando al tema de que se apareciera en sueños montando en unicornio. Es una escena onírica que tiene la intención de confundir aún más al personaje en lugar de darle indicaciones. Es una parodia de los sueños reveladores. Aparte, nos gustaba la idea porque desentona totalmente con el resto de la peli: una animación 3D con Álvaro Carmona montando un unicornio en el espacio -que al final fue el cielo-, nos parecía la risa.
Contadnos un sueño. Pero que no sea Carmona en unicornio, ¿eh?
Nos gustaría muchísimo, en un futuro, trabajar dirigiendo videoclips con la temática del culo, tipo los de Nicki Minaj. Videoclips de twerking. Que nos llamaran para dirigir uno sería la mejor noticia que podríamos recibir.
¿Y un secreto?
Que no somos pareja.