He de reconocer que al principio tenía cierto recelo hacia este sitio… Soy vegetariana, sí, pero el tópico de que los vegetarianos tenemos que ser por naturaleza personas ultraoptimistas a las que nos encantan los restaurantes de colorines, me pone mala. Una cosa es que no quiera comer carne o vestirme con pieles de animales y otra muy diferente que quiera que mi vida se parezca a un videoclip de los 60 hasta arriba de LSD. En fin, el caso es que un día que había sitio en la terraza del colorista Veggie Garden, me quité los prejuicios de encima y me decidí por fin a probar sus manjares. Y me tragué mis palabras una detrás de otra junto con un delicioso menú por poco más de 8 euros. Rectificar es de sabios, dicen, ¿no? Los platos están muy elaborados y tienen algunos toques de cocina nepalí que lo sitúan, definitivamente, entre mis restaurantes favoritos. Además, preparan una amplia variedad de zumos de frutas y cócteles y los camareros son de lo más majo. A mí ya me tienen en el bote, ¿os animáis?