Local pequeño, apretado, que cuenta con cuatro asientos contados. Pero ¡qué más da! El Colmado no es un sitio para sentarse, ya que bebe de la tradición “de codo apoyado en barra”, la del vinito y tapa adjunta de pie, incluso fuera del local se crea un corrillo de gente con su verdejo en mano. Muy al estilo español. Sus camareros entablan conversación contigo, te sueltan un “¡guapa!” al mismo tiempo que te deleitan con su sabiduría enóloga. Aviso: las tapas son de calidad, estudiadas. Me refiero a que no encontrarás bravas y chipis al uso, sino más bien pulpo a la gallega o alcachofas venidas de la misma Italia. Exquisiteces de importación que desvinculan al Colmado de la etiqueta de bar y lo convierten en… ¿taberna gastronómica? En fin, otro rincón que añadir a tu listography. Atención, como he dicho no debe importarte estar de pie. Ergo, si no eres de los que te gusta ejercitar demasiado el aparato locomotor mientras comes, te recomiendo que llames y reserves. Quien avisa…