Estamos atravesando una profunda fiebre del ramen. Ya casi no queda barrio que no tenga su restaurante de fideos japoneses. Ahora le ha tocado el turno al Born con el Grasshopper Ramen, una de las últimas (y más auténticas) incorporaciones a una escena que no para de crecer. Una barra de madera con taburetes mirando hacia una pequeña cocina de donde salen boles de caldo y noodles sin parar. No podría ser más simple, no podría ser más acogedor. En el menú hay algunas tapitas para hacer tiempo mientras esperas que llegue tu ramen. El hiya yakko (tofu) con kimchi picante y las gyozas caseras de carne están tremendos. Habría pedido más, pero nos llegó el ramen: un bol contundente de fideos de trigo orgánico con todos los toppings que Dios manda (panceta char siu, huevo, setas, brotes de soja, algas konbu….). En la carta solo hay 4 tipos de ramen: shio -mezcla de caldo de carne y pescado-, shoyo -carne-, miso normal y vegetariano. Hay pocas cosas que reconforten tanto como un buen bol de ramen, así que ¿para qué complicarse con más platos? El Grasshopper completa su oferta con una selección de cervezas artesanas seleccionadas por la gente de BeerCat. Un maridaje perfecto para parar el golpe de la llegada del otoño. Los postres no se quedan atrás, sencillos y buenos, nos lanzamos sin pensarlo el mochi de té verde y la cajita de 4 trufas japonesas. Ojo a la carta de sakes. La barra se llena rápido, pero también es verdad que la gente llega y se va al cabo de poco. Si eres fan de los noodles, ya tienes nueva barra donde sentarte y ser feliz sorbiendo fideos japoneses.