Los restaurantes se dividen en tres tipos: a los que no iría nunca, a los que iría una vez y a los que iría todas las que pudiese. No me gusta repetir, así que para mí la mayoría se encuentra en la segunda categoría. El 5º Pino es una de las excepciones que se sitúa en la tercera: he ido decenas de veces y todavía no me he cansado ni de él ni de su Lemon Pie. Su fuerte es indudablemente la terraza, situada entre los pinos de los jardines dels Setze Jutges. Pero si tenéis la mala suerte que el día que decidís ir llueve, el interior también es muy acogedor. Siguiendo con la temática de los pinos, está hecho de madera cálida y tiene aspecto de la “casa del árbol” que todos anhelábamos de niños. La cocina, ininterrumpida de 13h a 24h, tampoco defrauda. La carta es extensa y variada, aunque vayáis a menudo no tendréis que repetir nunca. Podéis optar por hamburguesas, que están de muerte tanto al plato como en bocadillo, por platos de pasta o por compartir unas cuantas tapas. El camembert rebozado con mermelada de tomate y los wonton rellenos de butifarra del Perol son una delicia. Así, un restaurante con una buena terraza pasa a ser un buen restaurante.