la carne del poema podría ser cualquier carne
un poema no crece en la poesía
se traza con las manos
Incisiva como un felino, Laia López Manrique (Barcelona, 1982) merodea a la palabra, juega con la palabra, despliega sus técnicas de caza para apropiarse de ella y después arrastrarla hasta su territorio, establecer su dominio. Así lo demostró el año pasado tras la publicación de su segundo poemario, La mujer cíclica (La Garúa, 2014), aclamado tanto por la crítica como por un público lector seducido por la manera en la que Laia ahonda y rompe el lenguaje, tomando como referencia el rico legado de la mujer en una travesía intergeneracional. Esta tarde tendrá lugar la presentación de ‘Desbordamientos’ (Tigres de Papel, 2015) un texto penetrante, ávido de carne, un ejemplo de construcción bien sedimentada de un lenguaje que muestra en conjunto la presencia de dos polos opuestos y al mismo tiempo entrelazados: carencia/dependencia y rechazo/repulsa. Me comentaba la autora que la de esta tarde será “una presentación a la que entrar con los ojos cerrados” y que el trabajo vocal jugará un papel importante, pues el texto de ‘Desbordamientos’ está concebido con la lectura del mismo. Sin duda alguna, la de hoy es una cita ineludible en la Calders de Sant Antoni. Seremos puntuales.