Las mejores cosas de la vida llevan su tiempo y, sin embargo, es natural temer que eso pase. En No te vayas, la última novela gráfica del aclamado dibujante Jordan Crane, ha requerido un esfuerzo de casi dos décadas, un camino no lineal, un caleidoscopio de ansiedades, esperanzas y sueños interconectados. Centrada en la pareja suburbana de treinta y tantos años, Connie y Will, la narrativa principal es terrenal. Nos encontramos con la pareja mientras conducen a casa entre interminables colinas verdes de autos, apenas logran cruzar la puerta antes de comenzar a discutir sobre a quién le toca hacer qué tarea: a Connie se le pide que se aventure a ir a la tienda a comprar un poco de leche de coco, mientras Will se queda lavando lentamente los platos. Y ahí es cuando el tiempo empieza a ceder sobre sí mismo. Es un punto de partida sencillo para lo que es una obra decididamente compleja, en la que cada página abre la posibilidad de una nueva desviación del trazado de la conciencia, dejando al lector dentro de la cabeza de cada personaje lo que constituye la realidad.
En su frecuente silencio, No te vayas logra tocar profundamente lo que significa estar absorto en las propias reflexiones interiores, deslizándose entre una serie revuelta de recuerdos distantes y pensamientos intrusivos. Más que cualquier otra cosa, No te vayas trata sobre la cruel necesidad de un perpetuo avance ante la tragedia o la apatía personal, y las dificultades que surgen de una desconexión tan fundamental entre uno mismo y la sociedad. No importa lo que esté en juego de lo personal o la presión abrumadora de su trauma, el mundo que lo rodea continúa girando y las tareas más mundanas nunca dejan de pedir atención. Will y Connie, es la historia emocionalmente tensa e igualmente atractiva de una pareja literaria anónima que existe sólo dentro de las páginas de un libro leído en voz alta por nuestros dos protagonistas. Es una impresionante obra de ficción gráfica y un testimonio del poder de la narración visual.
