Durante mucho tiempo las obras sobre papel nos remitieron al esbozo, al ensayo, al sucio inconcluso, pero lo cierto es que desde que los autores de la Vanguardia lo popularizaran como soporte se ha convertido en un sujeto más del arte acabado. Su textura, la espontaneidad expresiva que se le asocia y su fragilidad tejen una lírica específica que se sostiene en él, no como soporte, sino como protagonista. Y de todo ello se sirve Ferran Vidal en su expo “Pinturas sobre papel”, en la que huye del clásico tándem papel-dibujo al elevar sus obras a la respetada categoría de las pinturas. El polifacético artista presenta una colección en la que su simbólico mundo personal se confronta constantemente con referencias artísticas, cinematográficas o literarias. No en vano, esta serie es parte del proyecto “365″, en el que tantas obras como días tiene el año crean un universo circular con un orden no prefijado al estilo Rayuela. Así que si te apetece escapar de la tediosa realidad, aprovéchate y pasa por la Galería Atelier para disfrutar de los coherentes delirios de Vidal.

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