Sitges es sol, una escuela luminista. Sitges es frutos del mar, del huerto y de las viñas, es el vino de malvasía. Sitges es revolución, un referente en la lucha LGTBI. Sitges es una realidad paralela que se inserta con toda comodidad en la realidad oficial.
Y, por supuesto, Sitges es el cine “fantástico” (signifique lo que signifique la etiqueta) desde hace más de medio siglo. La oportunidad de soñar otros mundos posibles o imposibles, de tomar un gazpacho con los demonios personales o de bañarse en una playa cuántica.
Esta nueva edición del Sitges Film Festival, que abre con In the Tall Grass (donde V. Natali, autor de la mítica Cube, adapta a Stephen King), nos promete, como de costumbre, más de una sorpresa y de un descubrimiento, entre una ingente cantidad de cintas (siempre sobrepasa el centenar) que imposibilita verlo todo y dificulta el hecho mismo de elaborar un itinerario, que siempre dependerá de los intereses e inclinaciones personales.
Pero, eso sí, podemos asegurar que en este buffet nadie se quedará con hambre. Quien guste de la intensidad actoral y de la agorafobia no debería perderse The Lighthouse, duelo entre William Dafoe y Robert Pattison dirigido por R. Eggers, artífice de The Witch. Quien prefiera el sabor ácido puede asistir a Le daim (Q. Dupieux), monumento al absurdo, o a Amigo (Ó. Martin), definida así: “Como Intocable, pero con hijos de puta”. Quien sienta debilidad por lo autoral, que acuda a Bacurau (J. Dornelles, K. Mendonça Filho), Premio del Jurado en el pasado Cannes. Quien disfrute al perderse en laberintos, tiene una cita con Vivarium (L. Finnegan). Quien sea más feliz revisionando podrá asistir a Eyes Wide Shut, A Touch of Zen, Possession o Tetsuo: The Iron Man. Incluso para los seriéfilos, una sorpresa: El camino, secuela de Breaking bad.
Por último, nos gustaría destacar dos aspectos: la jugosa oferta de cine de animación, especialmente el japonés (Ride Your Wave, Weathering With You, Children of the Sea, Her Blue Sky) y la valentía de exhibir las kilométricas obras del filipino Lav Diaz: Season of the Devil el año pasado y este The Halt, donde se vale de una distopía para examinar la sociedad filipina y diagnosticarla mediante la ironía.
Imposible, como decíamos, abarcarlo todo, o incluso mencionarlo, pero fácil evocar lo que significa Sitges: Sitges es el aplauso continuo durante los títulos de crédito (y a veces durante las proyecciones mismas). Sitges es querer quedarse a vivir en una película pero tener que entrar a la siguiente. Sitges es la sensación de que el festival está diseñado, no para el comercio ni para las alfombras rojas, sino para el disfrute (activo, entregado, en sesión continua) del espectador.
Por: lecool-admin
Precios: Diferentes precios (consultar en web)
Hora: Del 3 al 13 de Oct.
Lugar: Diferentes sitios, Consulta la programación
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