Bienvenidos a América, by Linda Boström Knausgård (Gatopardo Ediciones)
Linda Boström Knausgard cuenta la emotiva historia de una niña que enmudece por temor al poder de sus pensamientos. No hablar es una decisión consciente, una reacción a la muerte de su padre: ¿qué motivos tenía la niña para pedir la muerte del padre? Una familia atormentada por el padre, aún después de muerto, la niña que guarda un secreto y que cree que ella ha tenido la culpa de todo, la madre que intenta sacar a flote a sus dos hijos y el hermano refugiado en la música y en la soledad. Una familia luminosa que impone su optimismo inflexible incluso cuando una oscuridad silenciosa amenaza con engullirlos a todos.
Bienvenidos a América, finalista del Premio August al mejor libro de ficción en 2016, es una delicada pieza de cámara que nos hace partícipes del mundo mágico de una niña que protege el oscuro secreto que anida en su interior y desafía a su madre a una dura prueba de fuerza.
Clausewitz y yo, by Carlos A. Aguilera (Ed. Esto no es Berlín)
¿Puede matar un ser humano a otro por razones estéticas? ¿Puede matarlo y después patearlo y después sentarse a comer tranquilamente su ración de carne sin ningún remordimiento? ¿Existe algún espacio de violencia donde esto, que a su vez es parricidio y mímesis, pueda ser aceptado? Clausewitz y yo es, al mismo tiempo, una confesión, una diatriba y un ajuste de cuentas.
Aguilera ha escrito un texto sustentado en una necesidad de reparar desde la ficción. La muerte del otro, más que liberación, es una idea individual de lo que es el combate entre el odio y la normalidad. Una familia en la que la violencia es la norma, por culpa de un padre obsceno, miserable y odioso, pero también un hijo más preocupado por el esteticismo de sus actos que por la corrección de estos.
Panza de burro, by Andrea Abreu (Ed. Barrett)
Panza de burro es la expresión que se usa en las Islas Canarias para definir una acumulación de nubes de baja altura que actúa como pantalla solar, provocando una sensación térmica de refresco. También es el nombre que recibe el primer libro de la escritora Andrea Abreu López, una novela sobre “la amistad entre dos niñas” y la llegada de un inadvertido “primer amor”. Esa edad misteriosa de los 11 años, la frontera entre la ingenuidad de la niñez y el umbral de la edad adulta. Una historia basada en el amor en un pequeño barrio de Canarias, en la que tiene mucho importancia la sexualización de la amistad femenina y las inquietudes que despiertan, la vida dedicada al turismo dentro de su territorio y el uso del lenguaje coloquial canario empleado en sus páginas.
Sin campañas estridentes, ni más alardes publicitarios que el boca oreja, más el efecto de las redes sociales, ha marcado un cifra próxima a los 20.000 ejemplares vendidos. Toda una hazaña para una editorial independiente golpeada por la temporada pandémica.
Mi novio, un virus y la madre que me parió, by Sebas Martín (Ed. La Cúpula)
En Mi novio, un virus y la madre que me parió, Sebas retoma el personaje de Salvador, alter ego del autor. Un Salvador recién estrenado como tío cuando su hermana decide replicar sus genes, pero que también se va a ver abrumado por la vejez de su intratable madre, y por la locura y los recelos crecientes que le está generando su relación con Monty, un joven gitano futbolista. A todo esto añadimos la pandemia que padecemos que le somete a un duro confinamiento. Ternura, humor, reflexiones sobre el paso del tiempo y el habitual punto erótico con que adereza sus trabajos. Sal y pimienta, y ese toque sexy que te encandila desde la primera página. Pura cremita.
Los incidentes, by Philippe Dijan (Ed. Fulgencio Pimentel)
Marc, 53 años, profesor de escritura creativa en la universidad, dotado de un conquistador atractivo, acaba de arrojar el cadáver de Barbara, la última alumna con la que se ha acostado, a un agujero en el suelo de un bosque cercano a su casa. Amaneció muerta en su cama. Tras el percance, Marc pretende volver a su vida de novelista fallido sin grandes aspavientos ni tragedias. Su vida privada es confusa, llena de puntos ciegos, trampas en las que él mismo se va metiendo, silencios y sobreentendidos. Por primera vez se ilusiona con una mujer mayor de lo habitual: Myriam, la madrastra de Barbara. Uno de los mejores y más salvajes autores franceses
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