Begoña Méndez, con este poema épico y disparatado titulado Autocienciaficción para el fin de la especie, desarticulado pero de una sutileza arrebatadora, arremete contra todo sin perder en ningún momento el rumbo. Ella siempre maneja el eje, como si de una autoficción testimonial se tratara. La autora se propone reflexionar sobre la feminidad y su peso sobre el cuerpo de las mujeres. Sobre la valentía y la honestidad de mostrar en sus textos sus heridas abiertas, sus grietas y contradicciones. Con este ensayo, Méndez pretende reventar el género. De ahí que juegue con la autoficción, tan denostada, y con la ciencia ficción. Se trata de un ensayo poético, lírico, hasta alucinado, en el que la autora busca reventar la condición humana desde dentro. Preguntas que tratan de dar respuesta al enigma del yo. A través de un viaje por otros libros, películas de ciencia ficción, Facebook, e incluso pinturas, restaña las heridas de su existencia. Pero en su ritual de autocuración no hay lamento ni lástima, hay cielo abierto y poesía.
La idea principal de Autocienciaficción surge de la idea de que los cuerpos son carne atravesada por la palabra. Ser un cuerpo significa estar atravesado por unas construcciones culturales, unos discursos que tienen algo de lacerante para todos, porque son moldes y convenciones. Por ello surge posiciones para adoptar otras identidades, otros arquetipos femeninos que ya estaban escritos, para reventar esos discursos desde dentro. Para ver si, removiendo algunos cimientos, podía reventar esos moldes estrechos
Méndez dice escribir desde una grieta en la que anidan múltiples voces, para ensayar un fin de la humanidad tal y como la conocemos. Te dejará bocabajo.
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