Estamos en una época de aprendizaje, en la que las cosas tal y como las conocíamos cambian radicalmente porque las circunstancias han cambiado. Conciertos en streaming, clases a través de Zoom, conocimiento compartido por Instagram. Un momento para cambiar.
Los actos solidarios son los eslabones que permiten que muchos sigan unidos en unos momentos donde todo tiende a desaparecer. Y hay muchas cosas que pueden desaparecer en cualquier momento. El Teatro de la Abadía acaba de lanzar un proyecto para recaudar fondos con los que paliar el parón de todas las producciones que tenían en cartel y las que no han visto la luz por el confinamiento.
Un país sin teatro es un país sin alma. Parte de nuestro legado cultural venidero está en peligro de extinción. Puede que ahora no seamos capaces de verlo, pero sí podemos evitarlo.
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