Lo intentaré porque quienes escribimos pensamos que son importantes las etiquetas y las referencias, pero creo que para hacer justicia a la banda argentina Blanco Teta debes hacer dos cosas. Primero, ponerte su actuación en el KEXP que encontrarás más abajo. Tras tu primer momento “uy” (o así fue el mío), comenzarás a entrar en su música y te la pondrás incluso en el trabajo (también es mi caso). La segunda cosa que debes hacer es evidente: ir a su concierto en la Sala VOL. ¿Es que tienes algo mejor que hacer un domingo de julio abrasador que ir a una sala a descubrir una banda única?
Blanco Teta es un cuartero, pero desde luego no uno al uso. Carola Zelaschi es la batería, Violeta García toca el violonchelo (convertido en una desconcertante arma de destrucción sónica), Carlos Quebrada es su bajista y Josefina Barreix es la cantante principal, que entre gritos reales y chirridos digitales arrasa con todo. Su música es más punk que el punk, pero también es hyperpop de verdad y no ese con el que artistas que creen ser originales se llenan la boca. A requiebros rítmicos y melodías sorprendentes que terminan enganchándose sin control, se les une un discurso sociopolítico marcado con el que no pueden ser más consecuentes, ya que la banda autogestiona su carrera para alcanzar una plena libertad creativa.
Rompe Paga (Bongo Joe) salió hace justo un año y es el primer LP de la banda. Este disco les ha traído desde mayo a una larga gira europea (¡no es la primera!) que finaliza el domingo en la VOL (está sí es su primera visita estatal). Además, durante estas semanas han editado el single Sal Chivo (Bongo Joe). Sus conciertos, como ellxs mismxs los describen, son auténticos rituales donde lo performático tiene la misma importancia que lo musical. Ya lo dijeron en KEXP: “¿para qué nos invitan si saben cómo nos ponemos?”. De verdad, ¿tienes algo más importante que hacer este domingo?
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