Ana Paula Maia lleva la narración a un terreno particular, incierto e intrigante en De cada quinientos un alma. Pandemia, confinamiento, apocalipsis, posesiones, siniestros planes militares. Los tres personajes de la historia, con pasados diferentes, se encuentran en medio de un territorio donde lo principal es sobrevivir, o mejor dicho, vivir para vencer a ese supuesto virus que asesina poblados enteros. Las personas desaparecen misteriosamente, les ha obligado a no salir de sus hogares. Pero a Edgar Wilson no le queda otro remedio que enfrentarse al enemigo. Junto con Bronco Gil y el ex sacerdote Tomás se encargan de retirar los animales muertos de las carreteras. A medida que recorren kilómetros con la limpieza, el ambiente se hace cada vez más extraño y la desolación aumenta. Las noticias no son claras y el secretismo y la falta de información generan muchos rumores.

“Prepárense, pues la venida del Hijo del Hombre ha llegado.
La hora ha llegado. ¡Arrepentíos, pecadores!
La muerte ha llegado. Es tiempo de matar, es tiempo de morir”

Unos van desde la voluntad divina, hasta el fin de los tiempos, pasando por la ira de Dios, hasta acabar con los pecadores, o quizá el Estado y las fuerzas militares estén envueltos en este “negocio” de eliminar la vida de muchos inocentes por ambición o autoritarismo. Estamos en un mundo asolado por una epidemia con tintes apocalípticos. Aunque todo nos suene demasiado conocido, Maia no habla del Covid-19 de forma directa, pero está claro que el reflejo de lo vivido en los últimos tres años está muy presente en esta novela. ¿Pero es acaso el fin del mundo consecuencia de una voluntad del más allá o es el destino inevitable de la violencia ecológica, el fervor religioso, el despotismo y la ambición desmedida? No dejes de leerla, es adictiva.

Traducción: Mario Cámara
Eterna Cadencia Editora

Por: juancarlosportero

Precios: 14€

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