Cuando Wong Kar-wai llegó a mi vida con Deseando amar estaba viviendo un amor de verano con muchos silencios que llenábamos haciéndonos fotos en los atardeceres y muchas copas de vino. Todo se llenaba con un fondo rojo terciopelo que definía como un rojo muy “Kar-wai”, y me consolaba imaginar que sus películas se inspiraban en mis largas caminatas por buscando inspiración.
Verme bailando Nat King Cole cantando en español, en un Hong Kong en los años 60, muy “¡Tan lejos, tan cerca!” pero con ángeles terrenales, cruzándome con calles llenas de humedad, comida asiática, sombras familiares y cálidas, y mucha pasión; demasiada. Sus protagonistas, redactor de un periódico él, secretaria ella, son vecinos: a pocos metros comparten una tristeza que los une en amistad cómplice, libremente romántica y trágicamente nostálgica, los lleva a enfrentar su realidad convenciéndose el uno al otro que no deben estar juntos.
Si buscáis el guión perfecto para una velada romántica, esta es vuestra cita, porque de amor Wong Kar-wai sabe mucho, no digáis que no os lo advertí. // By Andrés Aguilar
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