Esta es la semana del año en la que todo el mundo se acuerda de los libros y sus librerías, y en un ambiente festivo, todos nos animamos a celebrar la cultura… Esta es la única semana en que la cultura es una fiesta. Es así de triste a la par que bonito, sí. Me enamora Sant Jordi tanto como me duele. Y esa misma sensación es la que tengo escribiendo esta reseña: cierra Loring art. Mi casa, mi segundo hogar o casi hasta primero durante años, se despide con una fiesta. El ápice de felicidad lo conservo por eso, porque lo hace con la cabeza bien alta, las copas alzadas y con un sutil “hasta luego”. Porque se va de la calle Gravina y cambia de etapa pero no desaparece del todo. Pero la pena también es enorme porque una vez más, esta ciudad, mi ciudad, vuelve a defraudarme. Pero bueno, que como digo, hay que celebrar y el sábado 22, a partir de las 19:30h, toca brindar en Loring. (El 23, por supuesto, lo que toca es comprar, pero también valdrá como despedida).
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