He tenido auténticas pesadillas con lo de que el orden de los factores no altera el producto, que si dos más dos siempre son cuatro, las ciencias exactas… Incluso con la Santísima Trinidad. Son tiempos pasados, una terapia de choque (un par de bofetadas, en argot popular) me salvaron del abismo. Ahora soy un hombre nuevo… Ya no sé sumar. Y cuando me encuentro con un concierto anunciado como Efterklang + Rauelsson & Anne Müller y lo llaman un capricho, no me rasgo las vestiduras: directamente voy desnudo. Porque como diría Fernando Pessoa, “pero, ¿qué otra cosa haría?”. Si Efterklang me dice ven, yo lo dejo todo y me llamo Pancho. Su último disco, “Piramida”, es una maravilla, una prueba de que la curiosidad altera todo producto porque no sólo cambia los factores, sino que encuentra otros nuevos. Y así empezó su creación, sin expectativas pero cargados de poesía inspirada en las pirámides. Un proyecto conceptual pero abierto, donde las ideas buscan nuevas salidas en cada tema. No es un rompecabezas donde se intenta encajar cada pieza, es un conjunto de ventanas abiertas por donde sus aires musicales entran y salen en danza intrigante para el oyente. Y justo antes de ellos, Rauelsson, acompañado por la chelista Anne Müller, nos presentará su último “From river to the sea” y quizás aproveche para adelantar algo de su próximo “Vora”. Su música es de una belleza estremecedora, más que un capricho es una delicia.
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