El cazador de ángeles fue desarrollado durante la pandemia. Un libro homenaje a amigos, autores, artistas, que siempre han formado parte importante de la vida del autor, Antón Castro. La búsqueda de los seres queridos hasta encontrarlos a través del género afectivo. La memoria, como luz que ilumina los versos, nos adentra en un mundo de apegos, que sirve de homenaje a esas personas. Mediante poemas, prosa poética o textos narrativos, Antón Castro recupera vivencias, recuerdos propios, otros compartidos, destaca situaciones para firmar un libro envolvente en su forma y contenido. El paisaje como protagonista de su voz, de la evocación y del recuerdo; la memoria, esa carretera de vuelta al pasado, esa revelación de lo vivido. En el libro hay luces y algo de sombras, pero no un pesimismo como tal. Quiere vivir y evocar.
Cada medianoche salgo a mirar estrellas.
Y las veo ahí arriba, sobre la palma y las higueras.
Las miro, las sigo, en la oscura inmensidad
y no sé si pienso o si sueño.
El amor y sus fantasías, la naturaleza, la infancia, la amistad, la alegría, la enfermedad, la muerte y, casi por encima de todo, la necesidad de conocer el mundo desde el lenguaje y el sueño, y de contarlo, incluso, en reportajes poéticos. La baraja completa del sentir: fuego, ascuas y ceniza. Un libro que brilla, que nos da luz para afrontar ese camino que es la vida. La poesía como refugio, experiencia y pasión. Las emociones son vientos de proximidad, el reconocimiento del otro. Fetén.