El final del verano, by Tillie Walden
Con El final del verano, La Cúpula nos muestra la que fue la primera obra de esta joven y reconocida artista, una maravilla con la que podemos darnos cuenta de la evolución de Walden. Diecinueve años tenía la autora cuando hizo El final del verano, y esto ya le fue suficiente para llamar la atención. Con las siguientes ya iría creciendo hasta obtener nominaciones y premios varios, el Eisner entre ellos, pero sobre todo para ganarnos, pues su narrativa, su estilo de dibujo y sus historias, enamoran. O destrozan. Depende del momento.
Es la historia del enfermo Lars y su hermana gemela Maja, quienes viven en un castillo apartado, el cual cierran porque comienza el invierno y va a durar tres años. Lars también tiene un gato gigante, Nemo, (que es un nombre que hace referencia a la leyenda de los primeros cómics surrealistas, Little Nemo de Winsor McKay, que Walden conoció cuando era niño). Así que es una fantasía ambientada en un castillo que está dibujada con algún detalle arquitectónico
¡Es un cómic especial solo por la atmósfera, el entorno y el arte! Parece un lugar increíble para vivir. La historia se cuenta de una manera oblicua, fragmentada, en imágenes más que en cualquier estructura narrativa obvia. Es una historia tan personal, la forma como la cuenta, es casi como una corriente de conciencia con pequeños intervalos de lucidez. Y, aunque a veces puede ser confuso, todo regresa a este increíble final que te deja tocado. Inquietante, una hermosa destilación de surrealismo, la belleza arquitectónica y la profundidad emocional definen este trabajo de Walden. Y saber que este libro fue escrito cuando ella era una adolescente me deja sin aliento. Es sofisticado e impresionante y, como todos los libros de Walden que he leído, atrae algo muy dentro de mí.
