Estoy en mi habitación, tengo hambre, voy a la cocina a prepararme un bocadillo, y a la vuelta, unos minutos después, cuando regreso, aparece un anciano (Anjali) con mal aspecto sentado en la silla de mi escritorio. Guillermo Anguera nos ha escrito una novela sobre un misterioso suceso que mantiene atados a tres vecinos de un piso compartido, cada uno con rasgos definidos pero singulares. El viejo está ambientada en un piso de estudiantes en Barcelona donde vive Alexis, un adicto al mundo virtual; Teodoro, que se cree un nuevo salvador; Susana, que se siente insegura de su existencia y futuro, una mujer oprimida y angustiada, estudiante Erasmus que va y viene.
“La obesidad daba a sus facciones colgantes un carácter desangelado, aunque la esencia de aquella repulsión primitiva respondía a algún motivo oculto…”
El anciano trastorna la existencia de los tres jóvenes, que ya están maltrechos: inestables, inciertos o viciados. La profundidad emocional del trío de compañeros de piso es desconcertante: un recorrido por sus pasados, el descubrimiento de sus deseos más valerosos, para secundar la evolución impetuosa de sus personalidades. El viejo ni se va a mover, ni va a comer, ni se va a quejar: una planta gigante, no te puedes hacer a la idea, ni siquiera poderlo describir. La crítica social más cruda, las escenas hilarantes y humorísticas: una obra en capas, una primera novela muy interesante. El sacrificio, la moral, la ética, el abuso, la paranoia y la salud mental. Acciones y reacciones que la dotan de un nivel discursivo excepcional, una historia brillante, de principio a fin.
Editorial: Bunker Books
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