‘Fingir’ es sin lugar a dudas una de las creaciones del Colectivo 96º -con base de operaciones en Barcelona- que no puedes perderte de la programación de Hiroshima. Forma parte de un imaginario personal que no olvidaré nunca, entre otras cosas. Es de esas obras que te harán cambiar un poco por dentro. De verdad que nos gusta el trabajo de Lidia González Zoilo -responsable de la pieza- junto a David Franch. En 2011 pude verla en un centro de contemporánea de Elche, y me dejaron con ganas de descubrir más sobre su forma de hacer las cosas -algo parecido les pasaría a quienes les dieron el premio al montaje más innovador en la Feria de Huesca-. Pero os contamos, como podemos, qué es Fingir, y hacemos nuestras sus palabras:
“Todo acto escénico es en sí mismo una representación de la realidad”.
De eso se trata, ficciones como las de que, hace 20 años, los besos en un teatro no se daban, siempre se simulaban ocultando las caras de algún modo al público: besando el galán en la barbilla o en el labio superior a la actriz; con las manos puestas sobre la cara de la dama, poniendo el dedo gordo entre ambas bocas; y la última opción, besándola entre el pómulo y los labios e impidiendo con su mano cualquier visibilidad. Así es, ‘Fingir’ no deja de ser una ironía sobre la misma acción de representar, sobre las tretas que se gastan los creadores cuando se acercan a espacios reconstruidos que no existen más allá de esas tablas. Metaobra donde lo bello de la escena se hace carne en los performers Franch y González Zoilo. Acciones que quieren ser y son poesía y reflexión sobre el mismo hecho teatral contemporáneo. La pieza no pierde ni una pizca de actualidad cuatro años después de aquélla, nuestra primera vez. Gana en fuerza: simulacros y ejercicios de estilo bien elaborados. Un diez.