El lenguaje, como buena herramienta creada por la sociedad, acostumbra a pervertirse en manos de los grupos de poder que dirigen o aspiran a dirigir el mundo. Hace mucho tiempo, o quizá poco, con estas cosas nunca se sabe, alguien distorsionó el sentido original de la palabra «radical» y la vistió de negatividad. Por suerte, en eventos como Literal, feria de ideas & libros radicales, el concepto vuelve a sus orígenes aprovechando una cita de Angela Davis: «Radical quiere decir simplemente ir a la raíz de las cosas». Y en este caso, la raíz de esta cosa es la transformación del mundo en el que vivimos a través de la literatura. Una literatura ajena a los mecanismos comerciales del sistema, que si bien, no es tonta, quiere generar un beneficio para aquellos que la editan, confía ante todo en la capacidad para mover montañas del pensamiento crítico.
Así, Literal deviene un centro de peregrinaje para aquellos lectores, autores, editoriales y librerías que creen que el cambio para mejor es posible, que las grandes revoluciones requieren de un germen, bien oral, bien escrito, y que, en caso de necesitar una banda sonora, la música negra es idónea. La idea es querer, ser y actuar como un radical. Pienso que es posible.
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