Violeta Serrano (León, 1988) pertenece a esa generación muy preparada que decidió emigrar con la crisis del 2008 y buscar en otros rincones (Argentina) lo que no encontraba en su país. Les prometieron prosperidad a cambio de obediencia y cumplieron. El engaño de una vida prometida, del derrumbe de los ideales que hubieran de esperar: tener una casa, un buen trabajo, acumular bienes, consumir mucho, tener seguridad, le hicieron reflexionar. Es un libro que invita fundamentalmente a la acción, un libro propositivo, responsable y autoconsciente. Muy diferente a lo que nos encontramos por ahí. Violeta Serrano dice que la generación millennial es la generación engañada, porque se le prometió un mundo que pronto se desvaneció. Una generación que no tomó las riendas de su vida, que prefirió delegar, y no luchar contra la frustración y el estancamiento, que se debate en lamentos y lloros. Los millennials, a los que ella atribuye un papel de bisagra con mucho que aportar, tienen que reaccionar.
Estudió en la Universidad Autónoma de Barcelona, Filología Hispánica, Filología Francesa y Teoría de la Literatura y Literatura Comparada. “Teníamos demasiados títulos y no había tejido laboral que pudiera absorber eso”, reflexiona. Decidió marcharse a Argentina, una migración extraña. Necesitaba desarrollarse en un país donde la cultura fuera muy importante.
¿Los jóvenes europeos queremos seguir viajando en low cost o preferimos movernos menos y tener mayor calidad de vida en nuestro propio territorio en el que, hoy en día, podemos estar igualmente conectados con todo el planeta y generar una nueva identidad global?
La solución es dejar la queja, protestar, resistir y crear nuevos mundos. “La gran mayoría vive hoy en Madrid y Barcelona. Vive muy mal y solo quiere irse”, apunta. Serrano propone que se valore la periferia, hacer un recorrido inverso de nuestros antepasados para volver a sitios que hoy ya no están aislados. El primer paso es dejar de creer que no hay alternativa posible. El segundo es ser capaces de desarrollar su empatía y dialogar en vez de confrontar continuamente entre extremos opuestos. La cosa está clara, adelante.
We have detected that you are using extensions to block ads. Please support us by disabling these ads blocker.