Hay grupos que no nos cansaremos nunca de ver en directo. Porque nos siguen encantando sus temas más famosos, porque su energía en el escenario es dinamizante y porque sabemos que, sí o sí, saldremos feliz de este concierto. A mí eso me pasa con Franz Ferdinand. Ni presentan nuevo disco (no lo hacen desde su último LP Always Ascending en 2018), ni hay que esperarse un show diferente de los que han hecho hasta ahora, pero personalmente, tampoco quiero nada de eso. Sólo quiero ver a Alex Kapranos saltar como si tuviera muelles en los pies, las pantallas teñirse de rojo cuando suene “This Fire” y el público volverse loco con los primeros acordes de “Take Me Out”. Quiero mirar casi 20 años atrás y recordar cuando salió el primer disco epónimo de la banda británica en 2004, y disfrutar de cada nota del concierto con la misma inocencia y pasión que ahí entonces. Sin miedo de caer en los estereotipos de la nostalgia millenial, seguiré admirando este grupo que supo combinar la clase de los Beatles a la energía escénica de The Who creando su propio estilo.
Este martes por la noche, seguro que muchos esperamos escuchar a “Do You Want To”, “No You Girls” o “Walk Away” resonar en el Sant Jordi Club con la vitalidad que caracteriza a los Franz Ferdinand. Y seguro que, como siempre, no nos decepcionarán.
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