Hara-kiri: muerte de un samurái
El nombre de Takashi Miike es sinónimo de eclecticismo, de controversia y de una proliferación cinematográfica digna de estudio. Con un currículum que se acerca al centenar de trabajos y una más que extensa lista de premios y nominaciones, el realizador nipón ocupa uno de los puestos de honor del cine oriental. Sus películas no dejan indiferente. Es tan capaz de filmar escenas macabras ideales para cortar la digestión como de enternecer hasta lo más profundo. Todo un arte que no muchos dominan. En “Hara-kiri: muerte de un samurái”, Miike versiona el clásico de Kobayashi con emoción, estilo y maestría. El film original era una de las mejores producciones japonesas de la historia. Su remake es una magnífica mezcla de lirismo épico y serenidad con un final propio del mismísimo Tarantino, final que, por cierto, también pondrá cierre al Ciclo de Cine Japonismo del Caixaforum.
