Jacco Gardner
Este holandés de aspecto retro-romántico y cara lampiña, Jacco Gardner, ha revolucionado la hermandad elitista del pop vintage con la publicación de su primer LP, “Cabinets Of Curiosities” (2013). Doce canciones registradas en su estudio casero, ejerciendo de compositor, letrista y productor, tocando prácticamente todos los instrumentos con la libertad que otorga la soledad creativa y ejecutora. En directo se deja acompañar por un puñado de músicos más que solventes al servicio de sus deseos, fantasías sonoras y abstracciones. En términos musicales no resulta pretencioso, se sabe joven y talentoso, pero más evocador que inventor de géneros. Lo suyo es el viaje en el tiempo atravesando atmósferas. Su nebulosa, aquella del pop barroco envuelto en psicodelia. Adicto a los arreglos sutiles-pero-briosos y las armonías -ecos de los Beach Boys- ejerciendo de paredes maestras (segunda mitad de los 60 y la primera de los 70), es fácil pensar en Syd Barret y en Kevin Ayers. También en The Left Banke.
Más allá de ese arcoíris nostálgico, Gardner aporta resonancia emocional. Su reverencia melancólica se preocupa por lo hipersensorial de manera impecable, más allá del eslogan de la paz y el amor. Antes de alcanzar el cuarto de siglo, él solito se ha metido en el bolsillo a los fans del pop clasicista, vintage y de calidad, salpimentado en su caso con psicodelia y refinamiento. Lo ha hecho con psico-himnos y telarañas de melodías como las “Clear The Air” o “The Riddle”, dos de las canciones incluidas en su deslumbrante debut. Cita muy recomendable para anunciar un puente largo; una noche de viaje limpio sin química de por medio, impregnado de melodías y voces purificantes. Códigos sonoros sin envenenamiento donde los arreglos entran de forma suave en el sistema nervioso hasta alcanzar primer plano. Psicodelia emotiva y agridulce que mezcla animación y tristeza. Vuelta de tuerca a un sonido ya reivindicado con fuerza y clase en el segundo disco de MGMT y que ahora encuentra a su principal portavoz en Jacco Gardner: un clásico lampiño.
