A mí si me hablan de “un jovencísimo cantautor de estilo indie-folk” me suelen pasar dos cosas: la primera es que me quedo con lo de folk y me emociono; la segunda, que reparo en lo de jovencísimo y me freno porque me vienen a la cabeza un sinfín de nombres y refritos que al final me acabaron decepcionando. Pero con Jake Bugg he recuperado un poco la fe. En 2012 (con apenas 18 años cumplidos, si no he calculado mal) sacó su primer disco y nos dio a todos los escépticos en la frente. En 2013, su segundo álbum nos despistó un poco -por lo visto andaba definiéndose tanto musical, como personalmente-. Ahora, con aún 22 años pero mucho más maduro, presenta su tercer álbum, On my one. Toda una apuesta con pies y cabeza que esperemos sepa defender en directo en L’Auditori, y sirva de punto de partida para el Jake Bugg futuro.
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