Escribir con la luz y con las sombras. Con el alma, con las pupilas: escribir hasta fundir el cuerpo, el cerebro y entonces sí, volver al origen. A la tierra. Volver con las manos y hundirlas brutalmente entre semillas. Win Wenders nos cuenta cómo la visión de una imagen le lleva a la necesidad de narrar esta tremenda historia. A Wenders le llamó muchísimo la atención una fotografía en una galería, y sin pensarlo mucho se hizo con ella. La imagen pertenecía al fotógrafo brasileño Sebastião Salgado. Esta es la historia de su vida. Desde su infancia y el desarrollo de su hambre de salir de casa, de sumergirse extremamente en la palabra aventura. Esta es la historia de la fotografía, de los fotógrafos. Narradores de historias natos, vigilantes del detalle. Es la historia del trabajo, de la extenuación. Cuatro décadas de proyectos sin descanso. Te advierto una cosa: si te gusta la fotografía, cuidado, después de ver la película es probable que quieras coger tu cámara y escapar de todo. Escapar de la condición humana, desmontar la crueldad y articular un infinito mapa de posibilidades a través de los bosques, de la nieve y del cielo.
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