Le Cool #confinado# Diario
Hoy a las 20h no he salido al balcón. Y me siento mal por ello. Quizás es por que las estadísticas se han convertido en algo más real desde que incluyen a la madre de una amiga. Quizás es porque los aplausos me hacen sentir incómoda desde hace días. Claro que el personal sanitario se merece aplausos y canciones y bailes, y todo lo que les podamos ofrecer, o más. Pero resulta perturbador la facilidad con la cual se atribuyen los políticos y los medios de comunicación esta espontánea demostración de gratitud de la calle para las profesionales de la salud, siendo todos tan orgullosos de su pueblo. Señores políticos, no nos equivoquemos: esto no tendría que ir de heroismos. Esto va de la vital necesidad de una sanidad pública de calidad, porque una pandemia no se erradica con buena voluntad sino con estructuras, medios, inversiones e investigación. Lo decía el mismísimo Bill Gates en un TED de 2015: hoy en día, estamos preparados para una guerra nuclear y, ha quedado claro, no para una epidemia. ¿Quién lo entiende? Esto no está en nuestras manos me diréis, esto está en las manos de los políticos. Bien, pero intentemos recordarlo la próxima vez que nos toque ir a poner una papeleta en una urna.
¿Podríamos decir que el balcón es nuestro nuevo confesionario? ¿Y el aplauso una especie de catarsis colectiva que nos ayuda a sentirnos menos culpables? Culpables de quejarnos de no poder salir a correr o ir de conciertos, o de estar más pendientes del futuro del Primavera Sound (¿se cancelará o se aplazará?) que de la salud de nuestro vecino. Culpables de tener que enseñar en las redes sociales lo “mal” que lo pasamos en nuestro sofá con nuestros libros, vinilos, Netflix y clases de yoga en streaming. Quizás un poco. Pero no todo es negro, claro que no. En estos momentos tan difíciles es increíble ver como somos capaces de adaptarnos y, sobre todo, de crear. Hacemos de dj en el balcón. Organizamos festivales, vermuts en streaming, visitas virtuales en los museos. Cosemos mascarillas. Aplaudimos desde el balcón. Todo eso es luz en la oscuridad. Así que sí, claro, mañana saldré al balcón. Aplaudiré al personal sanitario, pero también a todos los trabajadores de empresas alimentarias, camioneros, bomberos, personal de limpieza, mensajeros, cajeros, y a todos vosotros que salís cada día para hacer que los demás nos podamos quedar en casa. Espero que algún día os podamos devolver el favor.
Fotografía de portada: Astrid Jacomme
