El porvenir de Cléa está claro desde que nació: según decisión familiar, está destinada a ser condesa y a perpetuar el linaje casándose con otra familia bien. Pero el sentir es otro. Cléa quiere bailar, y tener voz en su propia vida pero, si quiere algo más que nada, es ser libre. Y de pronto tiene la libertad al alcance de su mano cuando se cruza Pierrot en su camino, que entre todos, es el más libre. Cléa descubre el amor y la pasión, pero también las lágrimas y las dudas. Porque el camino para crecer y quererse a uno mismo no siempre está lleno de rosas. Cléa percibe en él los vientos de la pasión y la libertad, pero el amor también guarda facetas amargas. En Mi amigo Pierrot, Jim Bishop nos ofrece un relato que bascula entre la fábula filosófica, la fantasía onírica y el romanticismo más barroco.
Jim Bishop (Seine-Saint-Denis, 1985) asombró a propios y extraños con una historia tan redonda como Una carta para Yodo, casi una ópera prima, publicada en Francia por Éditions Glénat y que aquí nos trajo La Cúpula a finales del año pasado. Fieles a su cita, este año nos traen está segunda obra, un excelente relato. Una propuesta de tonalidades más pesadas, igualmente eléctricas y de un colorido exuberante. Prioriza los tonos más rotundos del violeta, el naranja, el ocre y el azul para contrastarlos violentamente con el rojo, el verde y el amarillo. Nos traslada a un mundo evocador: cuento de hadas envuelto en pesadillas ¿Cuándo abandonaste tus sueños para establecerte en la realidad?
We have detected that you are using extensions to block ads. Please support us by disabling these ads blocker.