Micah P. Hinson me lleva 10 años atrás en el tiempo. En 2007 estuve en el concierto de Madrid de una de esas extrañas giras que traen a Micah por la península. Tras una compleja puesta en escena de Manta Ray y toda una descarga de capas y atmósferas, apareció él en el escenario armado con una guitarra acústica y una foto de la mujer de la que se había enamorado. No hacía falta más: emocionó con las canciones de sus (hasta entonces) dos discos, con otras nuevas y versiones. Las composiciones, su particular forma de interpretarlas, siempre desgarrada, y las pequeñas historias que nos contó sobre su hogar crearon uno de los conciertos más especiales que he vivido.
Con el tiempo, Micah P. Hinson fue grabando las nuevas canciones y hasta las versiones; se ha casado e incluso nos ha presentado a su familia sobre el escenario. Reencontrarse con sus conciertos sigue siendo igual de emocionante. En esta ocasión, además, llega a Barcelona para presentar unos de sus discos más ambiciosos: The Holy Strangers. Él mismo lo define como una moderna opera folk en la que describe la trayectoria vital de una familia de posguerra. Es una obra en la que puede escucharse cada obsesión de Micah, tanto en lo puramente personal como en lo musical.
En The Holy Strangers, no obstante, prevalece la faceta más introspectiva y oscura del músico. Si en su anterior LP se notaban las ganas de volver a los escenarios tras un grave accidente (cómo no, en una de esas extrañas giras que lo traen por aquí), con canciones crudas y guiños a la música de Abilene y Memphis, en este caso a se ha cuidado hasta el más mínimo detalle, en una grabación prácticamente analógica y con sonoridades que recuerdan a sus experimentos con The Late Cord. Hay instrumentales y un spoken-word que ejerce de núcleo del álbum. Una disco conceptual en toda regla.
Por las composiciones de Micah P. Hinson no ha pasado una década: su talento y su capacidad de emocionar siguen intactos. Además, volveremos a disfrutar de su puesta en escena en solitario. En su guitarra se lee This machine kills fascists y la mujer de la fotografía sigue junto a él. Nada puede salir mal.
https://youtu.be/KcbtOnsdMuo
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