Que Mommy sea la quinta película en cinco años de un cineasta de tan sólo veinticinco ya sería motivo suficiente para impresionar al más cavernícola de los cinéfilos. Pero el canadiense Xavier Dolan no parece interesado en descansar a la sombra de los números y ha hecho un filme tan potente y original que asombra: vaya ganas de comerse el mundo tiene este tío. Guste o no su estilo -enérgico, aparatoso, emocional, la gama completa de la paleta melodramática-, su valor para llevar a la pantalla una película en formato 1:1 ha supuesto un punto y aparte en la historia del cine. En estos reducidos márgenes, Dolan pretende contar una historia compleja, profunda, a la vez divertida y descorazonadora, sobre una madre valiente que se encarga de su hijo problemático con la ayuda de una vecina misteriosa. Por la ovación de 10 minutos que recibió en Cannes, lo habrá logrado con holgura. Y está aquí de nuevo, en el ciclo de la Filmoteca ‘Els millors films de l’any’, para que lo comprobemos nosotros mismos.