¿Se puede dirigir una adaptación shakesperiana durante el descanso del rodaje de la tercera película más taquillera de la historia? Sí, si eres Joss Whedon. El realizador de “Los Vengadores” no solo se ha atrevido con un clásico de la literatura universal, sino que ha decidio darle una vuelta de tuerca y, además, filmarla en tan solo 12 días. Bravo, Joss. ¿El resultado? Una delicia cinematográfica convertida en la última sorpresa indie del año. “Mucho ruido y pocas nueces” es fresca, divertida, satírica y muy sofisticada. Es un film adorable que, partiendo de un guión 100% Shakespeare y de unas dosis bestiales de encanto, enamora y hace reír. Whedon lo tenía complicado. Lograr que el espectador no añorase a Kenneth Branagh no parecía tarea fácil pero el neoyorquino lo ha conseguido. Y con creces.
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