Todos sabíamos del golpe de estado que sufrió Chile en 1973, que derrocó al gobierno democráticamente elegido de Unidad Popular y Salvador Allende, que empujó a este al suicidio, que puso en su lugar al abominable Augusto Pinochet y que sembró el país de coacciones, torturas y los huecos de los desaparecidos.
Lo que quizá no supiéramos muchos es el valor de la investigación astronómica en Chile, que cuenta con doce instalaciones y que incluso contiene el Observatorio Paranal, el complejo astronómico más avanzado y poderoso del mundo.
Y lo que no podíamos imaginar es que un cineasta, Patricio Guzmán (que ha consagrado lo mejor de su obra a indagar este turbulento episodio de la historia de su país: ahí están los tres volúmenes de su exhaustiva La batalla de Chile), podía aliar ambos conceptos y ofrecernos un documental espeluznante y la vez maravilloso, que habla a tiempos alternos de las insensatas distancias siderales y de los asesinados y enterrados sin ceremonia. Dos misterios en un solo filme: el sentido de nuestra minúscula vida en el Universo y la infinita vileza del ser humano aquí en la Tierra.
Vayan a verlo. Yo ya me callo: Nostalgia de la luz me deja sin palabras.