Lo de Ólafur Arnalds es tan guay que podríamos decir que no tiene nombre, pero todo lo que lleva su firma, todo lo que toca, parece convertirse en oro. Lo llamamos entonces como él. Debe de ser que le gusta disfrutar de España y de los conciertos, y de las distintas ciudades que ha visitado a lo largo de los últimos años durante sus eventos por aquí. También ha estado en festivales primaverales, aunque con otro de sus proyectos: las canciones electrónicas bailables de Kiasmos.
Con la sensibilidad y el romanticismo al poder vemos a este chico islandés paseando por Barcelona, sorteando el tiempo y volviendo al ambiente de los dramaturgos y autores de todos los tiempos, una atmósfera genial para disfrutar de conciertos como este. Arnalds toca todos los palos y conecta de manera sospechosa el ultradesarrollo nórdico con una ciudad que camina hacia atrás, que desanda, a media luz y con la promesa de volver para sacarnos del abismo, y a la vez hacernos olvidar que seguimos vivos. No se lo pierdan. // By Javier Muñoz