El escritor asturiano parte del lugar donde acontece Hamlet, la obra de Shakespeare. En dicha obra, Kronborg tiene la denominación de “Elsinore”. Desde ese mismo palacio se da la salida al último ensayo de Jesús del Campo, recién editado por Acantilado y con el que viene a crear un rompecabezas de secuencias históricas, presentes y pasadas, no forzosamente ordenadas de un manera usual, que permitirán advertir cuál es el porvenir que depara a Europa.
“Se encontrará con una protesta. En estos últimos años, el lenguaje político, el lenguaje del ágora, el lenguaje de la asamblea de vecinos que al fin y al cabo es un país, se ha envilecido hasta lo ultrajante”
La relación del individuo con la comunidad se ha deteriorado y la salud democrática, también. El autor nos regala un laberinto de pasos perdidos donde pasamos de personajes históricos a músicos rock, de músicas a libros, de momentos de la Revolución Francesa a Trump, de Johan Cruyff a Bruce Springsteen.
Para evitar que nos puedan manipular conviene consolidar una idea de belleza, una defensa de la cultura. Cuando el bienestar empieza a hacerse más grande, nos hacemos un poco adictos a él y lo damos por supuesto. Cuando se olvidan los impulsos que nos llevaron a él, viene una cierta caída. Las afirmaciones que un día fueron incuestionables se vuelven decadentes y obsoletas con el tiempo. Debemos tener en mente que se nos puede manipular, con consignas que un día, en otro momento, eran absurdas. Paremos a los gobernantes, hablemos con cierto orden y decoro.
El resultado es un texto sagaz, dispar y descarado, en el que temas tan heterogéneos como la literatura de viajes, la lucha de clases, los contrastes entre las sociedades del norte y del sur de Europa, la historia del rock, el consumismo y el deterioro de los valores democráticos tienen cabida en el cubo de una batidora que no cesa de triturar.
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