Dieciocho años atrás, un joven llamado Kevin Smith se presentaba en la palestra cinematográfica con su ópera prima “Clerks”. La cinta, rodada en blanco y negro con un presupuesto increíblemente bajo, no tardó en obtener un éxito bestial. Encandiló al festival de Sundance, al de Cannes, a la crítica entera y a un público que, desde ese momento, le prometería amor eterno. Ahora sus fans vuelven a estar de suerte. Tras estrenarse en las pantallas de Sitges y alzarse con los galardones a la Mejor Película y Mejor Actor, lo último de Smith llega a la cartelera. “Red State” es una mezcla de violencia, sátira e irreverencia dispuesta a divertir y criticar por igual. Una fusión de Tarantino con los hermanos Coen firmada por uno de los cineastas más gamberros y representativos del cine independiente norteamericano.
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