Cuando la muerte te llamaba a fines del siglo XVIII no había la más mínima posibilidad de esperanza. Entre otras cosas, porque los primitivos médicos de la época solían ser sus principales aliados. Wolfgang Amadeus Mozart sabía que ya estaba en el tiempo suplementario y, en una carrera a contrarreloj, empezó a crear una sombría y oscura misa de difuntos (un réquiem). En ese entonces, era el equivalente a publicar un Black Star, como Bowie, aunque sin la posibilidad de planificar con aquello de “te quedan X meses de vida”. Tanto así que, el más prolífico compositor de la historia (más de 200 obras; entre ellas 22 óperas y 68 sinfonías en menos de 35 años de vida) no tuvo más remedio que seguir componiendo desde su lecho de muerte y, cuando ya ni podía sostener una pluma, dictar, en voz muy baja, a sus pupilos las indicaciones de cómo acabar la obra. Estaba en esas él, creando paisajes en melodías menores, diabólicos tritonos para recrear el infierno de los pecadores y una que otra ascendente melodía cromática acentuadora de contrastes, cuando por fin llegó el médico para dejarlo inconsciente por los siglos de los siglos. Amén.
Por: franciscoestrada
Precios: Entre 18€ y 54€
Hora: Lun. a las 21h
Lugar: Palau de la Mùsica, c/ Palau de la Música, 4-6
We have detected that you are using extensions to block ads. Please support us by disabling these ads blocker.